El nuevo estado no fue reconocido por las grandes potencias del momento, y después de algunos éxitos iniciales, fue amenazado de colapso, tanto desde dentro debido a la guerra civil, como desde afuera, por las victorias del ejército turco-egipcio de Ibrahim Pasha.
Sin embargo, en ese momento (1827), las grandes potencias habían llegado a un acuerdo para la formación de un estado autónomo griego bajo soberanía otomana, conforme a lo estipulado en el Tratado de Londres.
Ante la negativa del Imperio otomano a aceptar estos términos se produjo la batalla de Navarino, que garantizó la completa independencia griega.
En 1827, la Tercera Asamblea Nacional en Trecén estableció el Estado griego (Ἑλληνικὴ Πολιτεία) y seleccionó al conde Ioannis Capodistrias como gobernador de Grecia.
[1] Después de su llegada a Grecia, en enero de 1828, Capodistrias trató de crear un estado funcional y reparar los problemas del país causados por la guerra, pero pronto se vio envuelto en conflictos con poderosos magnates locales y caciques.