La contaminación con mercurio en aves ha sido motivo de preocupación durante décadas.
[1][2][3] El envenenamiento por mercurio tiene efectos perniciosos en los individuos, poblaciones y comunidades completas de aves.
En general, las concentraciones de mercurio en sangre de aves limícolas durante la reproducción son mayores en aquellas limícolas que utilizan los hábitats más húmedos y acuáticos.
Por el contrario, no se han detectado cambios en las tendencias poblacionales de limícolas árticos cuyos huevos contenían mercurio.
[9] El diamante mandarín (Taeniopygia guttata) expuesto al MeHg+ en condiciones de laboratorio pierde masa corporal y es más sensible al riesgo de predación en comparación con individuos control.