[1] La lúcuma es un árbol perenne de fuste recto y cilíndrico, que alcanza los quince metros.
El fruto es oblongo, frecuentemente con un ápice cónico redondeado, y está recubierto por una piel delicada de color verde brillante cuando inmaduro, que vira al pardo en la madurez.
[3] La lúcuma es un fruto originario de los valles andinos del Ecuador, Perú, Chile y Bolivia.
[9] Las culturas arqueológicas en Perú moche y nazca representaron en cerámica a la lúcuma, como parte de su fascinación con los productos agrícolas.
[12] La lúcuma se consume ya muy madura, varios días después de su caída; debe conservarse envuelta en paja o material similar durante este período.
Su consumo fresco es más raro por su peculiar retrogusto, aunque este es menos perceptible en los cultivares de mayor calidad.
No requiere irrigación constante, y soporta bien períodos breves de sequía así como temporadas muy húmedas, pero no resiste la anegación, ni las temperaturas muy altas, condiciones a las que está mejor adaptada la especie Pouteria macrophylla, en la que se ha intentado injertarlo infructuosamente.
Produce frutos desde nivel del mar hasta los 3000 m s. n. m., pero las condiciones óptimas están alrededor de los 500.
En condiciones favorables los árboles producen entre 200 y 300 frutos, a partir del cuarto o quinto año.