[1][2][3] En la Unión Soviética, la investigación científica se encontraba bajo estricto control político.
[cita requerida] Varias áreas de investigación fueron declaradas "pseudociencia burguesa" y fueron prohibidas.
Las empresas tabacaleras proveyeron fondos a think tanks y grupos de cabildeo, comenzaron campañas para convencer sobre la inocuidad del tabaco sobre la salud, pagaron propagandas en revistas médicas, y subsidiaron investigaciones que intentaban desarrollar explicaciones alternativas para explicar el desarrollo del cáncer de pulmón, tales como la contaminación ambiental, asbestos y aun las aves domésticas.
Las contribuciones del grupo de la industria denominado Global Climate Coalition fueron también un factor que influyó.
[9] En el 2006, el columnista George Monbiot de The Guardian informó que de acuerdo a información encontrada en documentos oficiales de Exxon, 124 organizaciones aceptaron fondos de ExxonMobil o trabajaron en estrecha colaboración con aquellos que se financiaron de esta forma, y que "Estas organizaciones toman una posición o línea de acción consistente en cuanto al cambio climático: que la ciencia es contradictoria, los científicos se encuentran divididos, los ambientalistas son charlatanes, mentirosos o lunáticos, y que si los gobiernos tomaran acciones para prevenir el calentamiento global, ellos pondrían en riesgo la economía global por una razón que no es valedera.