Es un punto de conexión entre los entornos de la Plaza Mayor y la casa consistorial, la iglesia del monasterio de San Benito el Real y el mercado del Val y la plaza del Poniente.
Esa actividad pescadera pronto requirió abastecimiento de agua, sobre todo para paliar malos olores.
Esta fuente fue modificada posteriormente en 1725 y en 1842, hasta que en el último cuarto del siglo XIX se procedió a la reforma de la plaza de la Rinconada, desmontando la fuente y empleando sus piedras como base para la estatua de Cervantes que se erigió en la plaza de la Universidad.
Con la reconstrucción posterior al incendio, desde 1563 la Rinconada albergó la alhóndiga de la ciudad.
A comienzos del siglo XX se erigió en ella el Palacio de Correos y Telégrafos.