Estaba cercada con una reja de hierro y para llegar al pilón central había que subir tres gradas o escalones.
[...] Está en una plazuela que llaman de Jesús Nazareno [sic].»[7] En el siglo XIX fueron también casi constantes las reparaciones a tenor con las quejas y críticas que suscitaba pues según se decía su agua salía «sucia y con inmundicias».
El pilón se concluyó en junio de ese mismo año y el segundo cuerpo un mes después.
Los remates y adornos se terminaron en el mes de agosto quedando el Ayuntamiento ampliamente complacido.
Después de tanto esmero y trabajos fue preciso proteger la fuente para lo que se pidió la ayuda al Capitán General de manera que éste proporcionó un centinela para su vigilancia.
Así llegó el último cuarto del siglo en que ya no se consideró la fuente ni tan importante ni tan necesaria y se desmontó por completo.