Asimismo, se están realizando estudios adicionales de las regiones restantes a través del WISE y el telescopio Subaru.
Se han propuesto varias teorías alternativas para explicar la agrupación observada de TNOs.
Se plantea como hipótesis que el Planeta Nueve sigue una órbita altamente elíptica alrededor del Sol, con un periodo orbital de entre 10 000 y 20 000 años terrestres.
[1][2][11] La alta excentricidad de la órbita del Planeta Nueve podría alejarlo hasta unas 1200 UA en su afelio.
[12][13] Según un artículo publicado en el Washington Post,[14] los telescopios de al menos dos continentes se encontrarían ya buscando exhaustivamente el objeto, cuya órbita se encontraría 20 veces más alejada del Sol que la del planeta Neptuno, con un tiempo para completar su órbita estimado entre 10 000 y 20 000 años terrestres.
[15] Acompañando a este planeta gigante helado, según los modelos informáticos utilizados para este estudio, debería existir al menos un conjunto de cinco objetos realizando órbitas perpendiculares al plano del sistema solar.
La hipótesis sobre la posible existencia del Planeta 9, se encuentra actualmente en el ámbito de la especulación.
No obstante, es una especulación que cuenta con una sólida fundamentación y cumple con los tres criterios esenciales para ser considerada seriamente en el ámbito científico: a) es físicamente plausible; b) está respaldada por una justificación teórica adecuada; y c) es susceptible de ser verificada empíricamente.
[3] Un análisis más detallado de los datos demostró que estos seis objetos trazan órbitas elípticas que están alineadas aproximadamente en la misma dirección en el espacio físico y se encuentran aproximadamente en el mismo plano.
[28][29] Brown describió después el planeta hipotético como un perturbador de los KBOs extremos y especuló que, si se demuestra que las conclusiones actuales son correctas, el Planeta Nueve se podría haber desarrollado en el núcleo de un gigante gaseoso, si no hubiera sido arrojado a los confines del sistema solar.
Eso hizo menos probable que el aglutinamiento pudiera ser debido a un sesgo de observación como apuntar un telescopio en una parte particular del cielo.
Se siguen realizando observaciones astronómicas para refutar o confirmar dichos cálculos.
[47] Batygin fue cauto en la interpretación de los resultados, diciendo: «Hasta que el Planeta Nueve sea captado por la cámara no cuenta como real.
[cita requerida] El análisis utilizó simulaciones por computadora para mostrar que tanto la magnitud como la dirección de la inclinación pueden ser explicadas por los pares gravitacionales ejercidos por el Planeta Nueve en los otros planetas durante la vida del sistema solar.
[cita requerida] Estas observaciones son consistentes con la hipótesis del Planeta Nueve, pero no prueban que el Planeta Nueve existe, ya que podría haber alguna otra razón (o más de una), para el desalineamiento de la órbita del sistema solar.
Recomiendan esta área como alta prioridad para una campaña de observación eficiente.
Los datos relativos a la órbita de Plutón podrían tener errores sistemáticos significativos.
El Gran Telescopio para Rastreos Sinópticos, que se completará en 2023, será capaz de mapear todo el cielo en solo unas pocas noches, proporcionando más datos sobre objetos distantes del cinturón de Kuiper que podría reforzar la evidencia del Planeta Nueve y ayudar a determinar su ubicación actual.
[58] La inclusión de un lejano planeta provoca una distribución orbital distinta en los objetos transneptunianos del disco disperso y los ETNOs, como lo demuestran varias simulaciones.
[59] Dichas simulaciones indican que la masa estimada de la población de ETNOs (q> 37 UA, 50 Sugirieron que el Gran Telescopio para Rastreos Sinópticos podría detectar esta estructura, si existe. [cita requerida] Estudios y simulaciones demuestran que la distribución orbital de los cometas eclípticos puede explicarse incluyendo al Planeta Nueve. La ruptura de un binario requeriría un encuentro relativamente cercano con el Planeta Nueve, sin embargo, es menos probable a grandes distancias del Sol. [cita requerida] Hervé Beust calculó numéricamente el Hamiltoniano describiendo la dinámica secular de los objetos perturbados por el Planeta Nueve. La cronología de dichas ocultaciones proporcionaría una astrometría precisa para detectar perturbaciones gravitacionales en sus órbitas y variaciones debidas a la marea del supuesto Planeta Nueve. [1] Esta dirección del afelio es donde el planeta predicho sería menos brillante y tiene un campo de visión complicado para su detección. [75][76] Otro proyecto de Zooniverse está usando los datos del WISE para buscar el Planeta Nueve. [77] Batygin y Brown también predicen una población de objetos distantes todavía no descubiertos. [80][81] Según Batygin y Brown, la nebulosa solar habría tenido que ser «excepcionalmente expansiva para ser compatible con la formación in situ de un planeta en una órbita tan distante y excéntrica», y por tanto especulan que el Planeta Nueve, si es que existe, probablemente se formó más cerca del Sol, pero fue finalmente empujado más lejos por Júpiter o Saturno durante la época nebular, arrojándolo a los extremos exteriores del sistema solar[3] a través de un mecanismo que recuerda a la expulsión de un hipotético quinto planeta gigante en las últimas variaciones del modelo de Niza. Batygin también está de acuerdo en que estas eyecciones deben haber sido dos eventos separados.