Aunque el color de la piel humana varía drásticamente según el origen étnico y racial de un individuo determinado, los japoneses —como otros países asiáticos como Corea, China e India— tienen una preferencia tradicional por la piel clara.
[1][2][3] En Japón, un antiguo proverbio dice que «la piel blanca cubre siete defectos» (色 の 白 no iro no shiroi wa shichinan kakusu)[4][5] y las mujeres japonesas, sobre todo, realizan numerosos esfuerzos para tratar de mantener la calidad de su piel bajo ciertos estándares, evitando la exposición a la luz solar directa y utilizando productos estéticos especializados en el blanqueamiento de la piel, disponibles en cualquier parte del país.
En las primeras décadas del siglo XX, mochi-hada ( 餅 肌 "Piel como mochi picado") se consideró un elemento de gran importancia para juzgar la belleza de una mujer japonesa, ya que a menudo se la asociaba con virtudes como la feminidad, la castidad, la pureza, la honestidad y el instinto maternal.
Sin embargo, este ideal no era comparable a la costumbre occidental de usar cosméticos para mejorar la apariencia física, sino que era una versión más moderna y liviana del blanqueamiento facial tradicional que se había empleado durante todo el período Meiji y en las épocas anteriores.
Esto dio lugar a una gran pérdida económica para la empresa Kanebo, que se vio arrollada por su rival Shiseido.