Esta personalidad se caracteriza por la presencia de actitudes intolerantes como la xenofobia, el racismo o la discriminación social, entre otros.
Un componente principal de la "personalidad autoritaria" es la susceptibilidad a la ideología antisemita y sus creencias antidemocráticas.
Ante estas inseguridades el individuo desarrolla mecanismos de defensa del ego que se observan en la persona, cuando esta evita la auto-referencia de la ansiedad produciendo un impulso del ello, es decir, proyectando estos mecanismos sobre los colectivos "inferiores" de la cultura dada (proyectividad), mediante una intolerancia basada en creencias conservadoras (el poder altamente evaluativo y duro) y rígidas (estereotipadas).
Otras características propias de este tipo de personalidad, se basan en una tendencia general a centrarse en aquellos que violan los valores convencionales, y como resultado actúan con dureza hacia ellos (la agresión autoritaria), establecen una oposición general a las tendencias subjetivas y creativas (anti-intracepción), también presentan cierta tendencia a creer en la determinación mística ( superstición) y, por último, desarrollan una preocupación exagerada con la promiscuidad.
Como resultado, algunos han afirmado que la teoría está terciada por el sesgo político.
Por lo tanto, no es un enfoque completamente empírico, sino que tiende a una interpretación basada en la predicción.
Más recientemente, Jost, Glaser, Kruglanski y Sullloway (2003)[5] han indagado y presentado una hipótesis sobre cómo la investigación tradicional en el autoritarismo o el conservadurismo ha confundido las variables psicológicas (por ejemplo, características de personalidad) con los criterios políticos (actitudes conservadoras).
Estas son: 1) la sumisión a las autoridades legítimas (sumisión autoritaria); 2) agresión dirigida hacia los grupos minoritarios (agresión autoritaria), y 3) la adhesión a los valores y creencias del contexto social del momento (convencionalismo).
Las personas con puntuaciones altas en autoritarismo de derechas se habrían educado en grupos cerrados en los que apenas se les ha expuesto a opiniones contrarias a las suyas,[10] habiendo sido socializadas en el seno de creencias y valores como los siguientes: Investigaciones realizadas con individuos de diferentes culturas también han encontrado una alta correlación entre el RWA y el prejuicio hacia distintos grupos como los homosexuales[12] o las personas pertenecientes a etnias distintas a la propia.
[13] Más recientemente, Jost, Glaser, Kruglanski y Sulloway (2003) han propuesto que el autoritarismo, RWA y otras construcciones similares de conservadurismo político son una forma de cognición social motivada.
[14] La SDO presenta, además, altas correlaciones con diversas escalas que miden el prejuicio.