El término puede llevar a engaño, ya que no implica concebir el autoritarismo como algo exclusivamente ligado a la derecha política, sino como una modalidad concreta dentro de un espectro.
[3] Durante la guerra fría se estableció un paralelismo marcado entre la población con tendencias autoritarias en ambos lados del telón de acero.
[4] De esto se deduce que el autoritarismo favorece las maneras establecidas y se opone a la divergencia social y política, cualesquiera que sea su orientación básica.
Otro estudio extendió la investigación al terreno religioso, en el que personas de tendencia progresista mostraban cualidades autoritarias cuando se les sometía a un cuestionario sobre el cristianismo conservador.
[10] En una línea similar, Tetlock encontró en 1984 que las creencias de derechas se asocian a una menor complejidad integrativa que las de izquierda, si bien la mayor puntuación en este concepto se alcanzó en el liberalismo moderado.