Personalidad límite

Se caracteriza por una marcada impulsividad, accesos de ira incontrolada e inapropiada, inestabilidad y desregulación emocional, disociación, pensamientos extremos y un gran temor al abandono (real o imaginario) que les lleva a realizar esfuerzos enormes para evitarlo.

Solo entonces los seres humanos pueden reunir la fragmentación primitiva del "solamente bueno" y "solamente malo" en el mismo objeto.

La madre puede, por ejemplo, ser experimentada como "buena" si se entrega a los cuidados del hijo.

De igual modo, la libido, que se expresa en el excitación sexual, está elevada.

Según Klein, los impulsos destructivos del niño generan fantasías aterrantes, que se proyectan en su madre y su relación parental.

La personalidad ha aprendido que los objetos pueden tener al mismo tiempo características buenas y malas.

Ya la propia Melanie Klein había sospechado antes que podría existir transiciones entre la situación "esquizoide-paranoide" y la depresiva.

Así pues, la inclinación a la disociación (splitting) aumenta y se desarrolla una pronunciada estructura de pánico.

Este tipo de actos son disociativos puesto que rompen la unidad del Ego.

Según el modelo neuroconductista, cuando los afectados están en situaciones tensas o agobiantes quedan expuestos a una influencia permanente del estrés condicionado por un trauma, que puede operar tanto en forma abierta como latente.

En las décadas pasadas, en particular en el periodo posterior a la guerra del Vietnam, se intensificaron las investigaciones sobre los trastornos por estrés postraumáticos (TEPT)en los EE.

Casi todos los especialistas en traumas consideran el TLP como una forma severa del complejo de estrés postraumático.

Como síntomas psicóticos típicos en los borderline encontramos el pensamiento mágico, que es especialmente común en los casos más graves.

Dulz y Schneider dan también por seguras las fases psicóticas largas en los casos de Borderline más serios (Mentzos 2001).

Kernberg (basándose en Melanie Klein) desarrolló un modelo distinto de cómo se origina la división del Yo en el TLP.

El modelo es aceptado por algunos investigadores importantes del trastorno, pero actualmente tiene en contra a la mayor parte de los círculos profesionales.

Otros rasgos que se pueden encontrar en varios aspectos son la conducta manipulativa y el control compulsivo.

Durante las conversaciones los afectados examinan muy intensamente los comentarios y las señales de comunicación (gestos, expresiones faciales, formas del habla) por sus especiales características.

Esto puede significar que por desconfianza, miedo o una frágil autoimagen tratan de ver posibles ofensas.

Las personas que manifiestan un tipo de vínculo inseguro-evitativo rechazan las relaciones estrechas y no parecen necesitarlas.

Por otra parte añaden a esto en realidad sentimientos de estar agobiado y forzado.

La conducta impredecible se les trasmite así caracterizando más tarde sus patrones de relación.

A pesar de tales sensibilizaciones los afectados experimentan extremos temores y un estrés difuso, con lo cual no perciben diferenciadamente las distintas emociones.

Según el contexto, pueden mostrar compulsiones de control consciente o inconsciente, así como violencia potencial y ambición patológica.

El sujeto es cada vez menos sensitivo hasta que desaparece la más pequeña traza de sentimiento.

Según Hoffmann (2001) estos temores provienen del intento de neutralizar los miedos al abandono y a la pérdida arriba mencionados.

Otras teorías (Herman, Huber) dicen que son el resultado de síntomas disociativos.

Esto significa que las personas afectadas por el TLP parcialmente son muy competentes, pero sufren severas presiones internas.

Las conductas autolesivas en el TLP se enclavan dentro de las tendencias suicidas, aunque no estén destinadas a provocarse la muerte.

Hay diferentes tipos de conductas suicidas en un sentido estricto, como los daños físicos provocados por cortes, sangrados, pellizcos, quemaduras y otros métodos.

La figura ilustra la identificación proyectiva: la persona de la ilustración mira a su entorno. Cree reconocer determinadas cualidades de otro objeto (representado aquí como una sombra) en el entorno. La persona no se da cuenta de que las cualidades percibidas en realidad son parte de ella misma.
Equilibrio dinámico entre la situación-borderline, la paranoide-esquizoide y la depresiva según John Steiner (1979). La personalidad se puede mover en el interior del triángulo y en sus lados.
Diagrama de sistema del modelo neuroconductual del Trastorno límite de la personalidad.
Aunque las investigaciones sobre los traumas y las teorías Psicoanalíticas son contrapuestas, describen el mismo principio: los afectados configuran su vida emocional con respecto al entorno sin ser conscientes. La diferencia, no obstante, está en que el segundo afirma que hay una sombra oscura en el pasado, simbolizado en la persona en su ambiente y en la imagen que refleja proyectada en sus emociones, pensamientos y acciones.
Representación del individuo como un círculo. A la izquierda el modelo de Donald Winnicott (1963). Representa una personalidad cerrada con un trastorno neurótico . Los trastornos se ilustran por las líneas blancas en su interior. Vamik Volkan (2001) completó la ilustración con una más (a la derecha)en la que representa los rasgos disociativos de la llamada "organización borderline". Las áreas blancas son mayores y se sitúan sobre el nivel neurótico.