Cursó estudios eclesiásticos y se ordenó sacerdote católico.
Escribió además Verbo de Dios (1890), La clave del misterio, Lo absoluto (1912) y artículos contra el neoescolasticismo en la Revista Contemporánea, 1877.
Entre otras cosas afirma que «la materia es la base de todo ser finito».
Pedro Sala fue profesor del Instituto de Manresa hasta la caída de la I República y después se fue a Madrid, donde se secularizó (dejó de ser sacerdote) y se dedicó al periodismo traduciendo gacetas extranjeras y redactando en el periódico liberal La Iberia y en la Revista de España; en esta última publica sobre la problemática religiosa.
Su entierro fue oficiado conforme al rito de la Iglesia Reformada Episcopal por el pastor de Sabadell, Antonio Estruch Simó y se le dio sepultura en el Cementerio civil.