[1] Desde joven se dedicó al comercio y a la administración de empresas rurales.
Ejerció varias veces como funcionario y en 1856 fue legislador provincial en representación del Departamento Robles.
Como consecuencia, el oficial mayor del ministerio, Pedro Firmo Únzaga, debía refrendar todos los actos de gobierno.
Alcorta hizo una batida contra los pueblos originarios del Chaco y formó una colonia agrícola en la frontera para afianzarla, quedando a su cargo el general Antonino Taboada.
Los Taboada comenzaron a criticar las designaciones que el gobernador efectuaba fuera del círculo íntimo de ellos.
Nombró como interventor al gobernador tucumano Salustiano Zavalía, quien tuvo el expreso encargo de restituir a las autoridades destituidas.
No obstante, Alcorta observó que el ejército provincial quedaba enteramente en manos de sus enemigos y pretendía que las fuerzas nacionales permanecieran en la provincia para garantizarle el desempeño del cargo; pero esto no fue posible.
Sin fuerza militar ni apoyo parlamentario, Alcorta rechazó la mediación y exigió el respeto a la legalidad.
Este debía apersonarse en la provincia acompañado de fuerzas nacionales y reponer en el cargo a Alcorta.
Se propuso un acuerdo que consistía en retirar las tropas nacionales de la provincia y entregar el mando a Alcorta, pero este renunciaría una vez acatada su autoridad por todos.
[4] Navarro decidió reponer a Alcorta por la fuerza, pero lo esperó en su provincia que se le uniera.
Recién entonces Navarro se dedicó a reunir fuerzas federales —sin mostrar apuro— y finalmente, en noviembre, invadió Santiago del Estero al frente de 2000 hombres.
Al aproximarse las tropas nacionales, los Taboada evacuaron la capital y se dispusieron a ofrecer resistencia en el sur.
Con esa victoria, Taboada ocupó Tucumán y Catamarca, logrando derrocar a los gobiernos federales de esas provincias.
En marzo de 1875, apoyó la sublevación producida en Santiago del Estero contra Antonino Taboada y su partido.