Partido de la Autenticidad y Modernidad

Durante este periodo inicial de estabilidad, Mohamed VI buscó consolidarse en el trono y desarrollar su propio proyecto político en un sistema heredado y controlado por el Majzén (Marruecos), con una oposición mínima dentro de las instituciones.

La realidad política se hizo evidente cuando Youssoufi cedió gran parte de sus prerrogativas constitucionales en materia económica al Rey.

A pesar de su papel nominal como líder de la oposición en el Parlamento, Youssoufi se limitó a aplaudir las políticas del Rey y criticar automáticamente las decisiones del gobierno.

Aunque inicialmente tenía solo 9 diputados en 1999, que se incrementaron a 12, su enfoque disciplinado lo consolidó como el principal partido de oposición ideológico-política en el Parlamento.

La participación del partido descendió del 60%, inicialmente pactado con el Ministerio de Interior, al 19%, renunciando a presentar candidatos en ciudades turísticas por temor a ahuyentar inversiones extranjeras (Kirhlani, 2021).

La legislación simplemente reafirmó las disposiciones constitucionales existentes, limitando la función de los partidos a brindar apoyo.

En este Movimiento participaron figuras como Ilyas El Omari, quien dirigiría más adelante el partido.

Sin avisar previamente, el que era ministro delegado de Interior para la seguridad y brazo derecho del rey Mohamed VI, se presentaba a la arena electoral con un comunicado expreso de la Casa Real que confirmaba las bendiciones del monarca hacia el personaje y su decisión (López, 2013).

Este partido, se basaba en la defensa del proyecto secular anti-islamista.

En el mismo año, se llevaron a cabo elecciones altamente competitivas tras una reforma parcial del sistema electoral, y la formación política ganadora fue recompensada con la designación de un Jefe de Gobierno representante.

Sin embargo, la reforma constitucional de julio de 2011 tuvo un impacto limitado en los partidos políticos, ya que su participación se centró en consultas y campañas para el referéndum constitucional.

Se redujo la edad mínima para fundadores de partidos a 18 años, en un gesto hacia el movimiento juvenil.

En resumen, la reforma de la ley de partidos busca regular diversos aspectos clave para fortalecer la transparencia y la participación en el sistema político marroquí (Szmolka y Cazorla, 2013).

Dado el carácter bicameral del sistema institucional marroquí, lo lógico para adaptarse al nuevo diseño constitucional habría sido renovar simultáneamente la segunda cámara, conocida como la Cámara de los Consejeros.

Si bien era coherente realizar elecciones comunales y regionales anticipadas para renovar estos cuerpos electorales, esta opción fue descartada, y en su lugar, se optó por extender el mandato de la segunda cámara hasta la conclusión del período de los ayuntamientos.

No obstante, la mayoría conseguida por el PJD no fue suficiente para formar gobierno en solitario (22.8% votos y 27.1% escaños totales), por lo que Benkiran requirió del apoyo de otros partidos (Szmolka y Cazorla, 2013).

El PJD arrasó en las grandes ciudades, mientras que el PAM se impuso en las zonas rurales.

En estas elecciones, se destacó el limitado desgaste del principal partido en el gobierno, el PJD.

En cuanto a las alianzas para la elección de presidentes regionales, se evidenció la inestabilidad de la coalición gubernamental, siendo notable el enfrentamiento PJD-PAM, que podría prever los acontecimientos tras las elecciones legislativas.

Aunque el PJD podría lograr otra victoria, la competencia con el PAM parece más ajustada, lo que influiría en la configuración del nuevo gobierno y las coaliciones postelectorales (López, 2015).

Este último, liderando en cinco regiones, se presentaba como una alternativa liberal y secular al modelo islamista del PJD.

El PAM enfocó su estrategia en el mundo rural y el norte del país, respaldado por una red de notables con conexiones sólidas en la administración.

El PAM quería legalizar el kif, lo que le hubiera asegurado una victoria contundente en las provincias donde se cultivaba.

Este enfoque representó una nueva formulación en comparación con el eslogan de 2011, que abogaba "contra la tiranía y la corrupción" (did al-istibdadwa-l-fasad).

La nueva alianza jugaría mejor de cara a la opinión pública que la presencia del PAM en el gobierno, un partido con divisiones internas (su líder, Abdellatif Wahbi, hizo campaña contra el RNI, siendo deslegitimado tras las elecciones por un sector del partido interesado en entrar en el gobierno), cuya imagen de partido formado desde la administración y el entorno palaciego lo penalizaba (López y Kirhlani, 2021).