En 1924 Pedro Albizu Campos se unió al partido y fue nombrado vicepresidente.
Albizu consideraba que Puerto Rico debía ser una nación independiente, incluso si ello significaba un enfrentamiento armado.
En 1930 Coll abandonó del PNPR a causa de sus desacuerdos con Albizu Campos.
Otros nacionalistas, a tenor del clima represivo que se vivía en la isla, optaron por exiliarse en Nueva York, aprovechando la gran ola migratoria de puertorriqueños hacia Estados Unidos.
En 1932 concurrió a las elecciones legislativas, en las que obtuvo poco apoyo con más 5.000 votos.
Tras pasar a la lucha revolucionaria, Albizu fue condenado en 1936 por conspirar para derrocar al Gobierno de Estados Unidos en la isla y por varios actos violentos en contra del gobierno establecido.
Comenzaban los preparativos para una lucha armada con el objetivo de demostrar que había oposición a los planes para la solución definitiva del estatus con la instauración del Estado Libre Asociado.
Sin embargo dicha oposición era minoritaria, el Estado Libre Asociado fue aceptado por los puertorriqueños mediante una consulta democrática en el 1952, mientras que el principal propulsor del Estado Libre Asociado, Luis Muñoz Marín, también resultó elegido por el pueblo de Puerto Rico como gobernador.
Funcionarios sugirieron que Albizu estaba loco, aunque muchos médicos lo examinaron y encontraron síntomas de radiación.
Se reporta que la Policía les disparó por más de 15 minutos desde sus cuatro posiciones.
Alrededor de 150 manifestantes fueron detenidos inmediatamente y más tarde fueron puestos en libertad bajo fianza.
Los nacionalistas cortaron las líneas telefónicas e incendiaron la estafeta de la ciudad.
En la plaza del pueblo Blanca Canales proclamó la República de Puerto Rico.
Ante el éxito del levantamiento independentista en Jayuya, Estados Unidos declaró la ley marcial en Puerto Rico y envió a la Guardia Nacional para sofocar la rebelión.
El pueblo de Jayuya fue atacado por aire por bombarderos y en tierra con artillería.
Otros dirigentes nacionalistas se encontraban en Estados Unidos, donde trazaban un plan para asesinar al presidente Harry S. Truman.