En la Lex Pompeia de Parricidi, se instituye que las víctimas en este delito podían ser los ascendientes, hermanos, primos, suegros, nueras, yernos, marido y mujer, padrastro, patrón y patrona; y manifestaba que se excluía de pena al que ejerciendo la patria potestad por ser un pater familias matara a sus pupilos.
El pater familias tenía vitae necisque potestas ("poder de vida o muerte") sobre sus hijos, su esposa y sus esclavos, de todos los cuales se decía que estaban sub manu —bajo su mano—.
También con la Lex Pompeia de Parricidi, se suprimió la pena que había sido establecida para el parricida, por Augusto y Adriano; esta consistía en introducir al agente del delito en una bolsa de cuero y arrojarlo al río Tíber.
Posteriormente, con Constantino, se circunscribió el parricidio a la muerte entre parientes ascendientes y descendientes en línea recta.
Ha sido especialmente perseguido y considerado uno de los más execrables crímenes, si bien en la Roma Antigua, la potestad del padre sobre la familia alcanzaba tal grado que durante ciertos periodos de tiempo el castigo que se infligía al padre parricida era menor que el de otros delitos menos graves.