Al no haber más espacio disponible que la propia ribera fluvial, la autopista arrasó completamente con toda la vegetación en torno al río, dejando apenas un canal de agua emparedado entre los dos sentidos de la autopista.Asimismo, la nueva infraestructura cegó los puentes peatonales que se habían construido al tiempo que el encauzamiento, y anuló la conexión histórica entre el Campo del Moro y la Casa de Campo.Por tanto, los beneficios obtenidos al enterrar la antigua autopista, obviamente, no han quedado reducidos a la mejora de ciertos aspectos de la movilidad urbana, ni siquiera a la rehabilitación local de los barrios, sino que adquieren una mayor dimensión como parque que repercute en las relaciones entre la ciudad y el territorio.[9] De esta manera, Madrid recupera su río para sus ciudadanos, puesto que este se encontraba secuestrado por la M-30.Incrementa la integración y calidad urbana de los barrios limítrofes al río.A escala local, la propuesta se ejecuta como una operación radicalmente artificial, materializada sin embargo con instrumentos eminentemente naturales.El proyecto establece como estrategia general la idea de implantar una densa capa vegetal, de carácter casi forestal, allá donde sea posible, es decir, fabricar un paisaje con materia viva, sobre un sustrato subterráneo inerte, modificado y excavado para el automóvil, sobre una construcción que expresa por sí misma el artificio máximo.Se han desarrollado soluciones sobre más de veinte puentes o pasarelas sobre el río, rehabilitando las siete presas, reciclando algunos puentes existentes y creando nuevos pasos, unas veces con un lenguaje silencioso y otras, intencionadamente expresivo.[8] En 2015 la asociación Ecologistas en Acción propuso un plan para la renaturalización del río a su paso por la ciudad.En ella el principal elemento organizador es el pavimento que, de forma muy suave, se adapta a una topografía que integra todas las emergencias de los túneles hasta hacerlas imperceptibles.En este pavimento las pequeñas piezas de granito y basalto forman un patrón que desciende desde la avenida de Portugal,[20] y se esparce sobre la superficie del suelo a una escala en aumento progresivo.Por último, se ha proyectado una ría húmeda que describe la trayectoria del Arroyo Meaques, actualmente entubado y oculto.Está construida sobre los túneles en su práctica totalidad y tiene un ancho medio de treinta metros.No obstante, este paseo se encuentra frecuentemente con estructuras de gran valor urbano o patrimonial.Las actividades integradas en el salón se incorporan con un lenguaje coherente con su carácter forestal.Los estanques son accesibles mediante unas gradas de piedra que se acercan a ellos hasta sumergirse.De este modo los jardines ofrecen una nueva e inédita panorámica de Madrid ya que sus trazados dibujan un enorme tatuaje que se extiende como una alfombra sobre la superficie, reproduciendo un motivo figurativo vegetal.Asimismo en este punto se ha construido un graderío que permite la máxima aproximación a la lámina de agua del río, y la mejor contemplación de los arcos del antiguo puente.La construcción del espacio se plantea como una gran arboleda que contiene varios paisajes, algunos más naturales y otros más construidos, configurados por una variación de especies, alturas, densidades y texturas.El carácter de estos paisajes interiores está relacionado con los trazados longitudinales del parque, con árboles que siguen los caminos y las sendas, con sotos y bosques que emergen sobre la topografía.La textura boscosa se intercala con las superficies plantadas de aromáticas entre los caminos y el Arroyo Seco.Las unidades de este conjunto son de diferente carácter: puentes y presas rehabilitados o reciclados, puentes rodados existentes acondicionados al nuevo sistema de tráfico ciclista y peatonal, puentes singulares que constituyen hitos en el recorrido del río, pasarelas funcionales situadas en los nodos de máximo tránsito transversal y puentes de grandes luces que enlazan los recorridos del parque con los territorios exteriores a la ciudad al norte y al sur, haciendo realidad la principal aspiración territorial del proyecto.Su diseño final responde a las capacidades del material con que está fabricada, extremadamente ligero y resistente.La losa aligerada que componía el tablero de hormigón postesado se cortó y apeó reforzándose para soportar las cargas debidas a su nuevo uso.Cuentan con toboganes, puentes colgantes, lianas, hamacas, anillas y otros elementos.El tramo sur tiene 150 metros de longitud y cruza el río Manzanares perpendicularmente, conectando la colina central con la zona de equipamiento, situada entre la Avenida del Manzanares y la calle Antonio López.El agua está especialmente tratada para este uso y suele abrirse de junio a septiembre.Se conciben como dos pabellones a los que acceder para cruzar el río.Cuenta con tres ejes fundamentales: el río Manzanares como elemento configurador de la ciudad de Madrid, la construcción del parque y la vida en él, destacando sus atractivos, conservación y mantenimiento.[30] En 2016, el proyecto se hizo con el galardón Veronica Rudge Green Prize in Urban Design de la Universidad de Harvard por su diseño e impacto social y cultural en la transformación del río.