Eminente jurista y consejero del rey Luis IX de Francia, fue ordenado sacerdote hacia 1256, tras fallecer su esposa.
En 1265, resultó elegido papa in absentia, pues se encontraba en una misión diplomática en Inglaterra.
A la muerte de Urbano IV, el cónclave cardenalicio reunido en Perugia, reclama la presencia del futuro Clemente IV, que se encontraba en tierras francesas tras su regreso de una misión desarrollada en Inglaterra como legado papal.
En 1264, Clemente IV renovó la prohibición del Talmud promulgada por Gregorio IX, quien lo había ordenado quemar públicamente en Francia e Italia.
Os alabamos abundantemente por esto, pero no podemos aún deciros, sin haber preguntado antes a los gobernantes, qué camino planean seguir.
[7] Aunque los sucesores de Clemente continuaron manteniendo contactos diplomáticos con los mongoles durante el resto del siglo, nunca pudieron coordinar una alianza real.
[9] Debido a las divisiones irreconciliables entre cardenales, el trono papal permaneció vacante durante casi tres años.