Este hecho constituyó el antecedente para el acercamiento diplomático en la firma del «Pacto ABC».
[4] En esa época, se desarrollaba una carrera armamentística naval desatada entre Argentina y Brasil por la compra de acorazados dreadnought.
[5] En 1906, Estanislao Zeballos reasumió como canciller argentino y realizó acciones para separar a Chile de Brasil.
El presidente Montt instruyó a su hermano para que en la negociación se incluyera a Brasil, para que este tratado no se asemejara al tratado secreto entre Perú y Bolivia de 1873.
Por su parte, Río Branco comunicó al ministro chileno en Río, Francisco Javier Herboso, que Zeballos le había confidenciado a un amigo que buscaba separar a Chile de “su casi aliado el Brasil”.
Enterado de esto, el presidente Montt ordenó dar a conocer al Brasil toda la negociación y términos del acta.
Posteriormente, regresó la calma y se convino en que los tres países acordasen un texto con la avenencia de Buenos Aires.
[14] Cuando Río Branco murió en febrero de 1912, Chile intentó un nuevo acercamiento con su reemplazante, Lauro Müller.
Sin embargo las discusiones se mantuvieron estancadas durante un año, ya que Argentina y Brasil estaban en competencia nuevamente, esta vez por influir en Paraguay, donde recientemente había ocurrido una revolución.
[15] En 1913, el conflicto en el México revolucionario entre Victoriano Huerta y Venustiano Carranza acrecentó la intervención de Estados Unidos en la revolución.
Las cancillerías respectivas aceptaron la proposición y ofrecieron su mediación a los bandos en pugna el 25 de abril.
Los constitucionalistas de Carranza rehusaron aceptar los buenos oficios del ABC y se mantuvieron al margen.
[20] Consultado respecto a una posible entente cordial, Müller se mostró entusiasmado e inició con Irarrázaval la redacción de un proyecto que establecía una perpetua amistad y solidaridad entre las naciones y un sistema de arbitraje amplio e ilimitado para cuestiones nuevas.
Hubo un cambio de canciller en Santiago y el nuevo titular, Alejandro Lira, consideró que Irarrázaval se había excedido en sus instrucciones pues se negoció una alianza defensiva que podría ser interpretada como contraria a los Estados Unidos.
Argentina también mostró resistencias al arbitraje ilimitado, manifestando que esa fórmula no sería aprobada por su Congreso.
Aunque la ratificación del pacto siguió pendiente, los tres países intentaron actuar de conjunto en algunos asuntos concernientes al conflicto mundial.
[26] Müller postergó constantemente las negociaciones, intentando convencer a Chile, presentando un contraproyecto que resguardase los derechos chilenos con respecto a las provincias del norte, pero todo quedó frustrado por el rechazo al proyecto mostrado en la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado chileno.