Pablo de Jérica

En 1804 imprime sus Cuentos jocosos en diferentes versos castellanos (Valencia, 1804) y se traslada a Cádiz para dirigir los negocios familiares; allí da a luz una traducción dramática del francés Picard, Los títeres o lo que puede el interés (Cádiz, imprenta de Quintana, 1807), y aprende italiano, inglés y portugués.

Colaboró en El Redactor General dando a conocer sus opiniones de liberal exaltado y anticlerical.

La persecución a los liberales que desató el Manifiesto de los Persas le acarreó un primer proceso por sus actividades en La Coruña, sentenciado con un destierro en Melilla por diez años y un día.

No obstante, pudo escapar de ambas sentencias ocultándose en Deva y exiliándose después a Dax (Francia); también sus Ensayos poéticos (Valencia, 1814), contenían algunos cuentos que había publicado en 1804 y fueron prohibidos por la Inquisición.

Está a sus anchas en el género del epigrama en verso: