Oscar Ferrari

En 1945 pasó a la orquesta que dirigía el violinista Alfredo Gobbi, luego actuó en el conjunto Los Cantores de América, junto con el guitarrista Adolfo Berón y Alberto Suárez Villanueva en el piano.

Cuando Ferrari ingresó a la orquesta para reemplazar a Ricardo Ruiz, tomó ese tango, que aquel interpretaba con un estilo fresediano y le imprimió una característica diferente «con un poquito más de barro, un poquito más de arrabal» según describe Ferrari, y cuando decía «morí como un perro», la frase prendió en la gente y tanto es así que en el año 1950 se vendieron cuatro millones de discos.

También participó en la película La cantante de tangos del bahiense Diego Martínez Vignatti, todavía no estrenada.

Respecto de su actividad docente afirmó: «Antes la escuela era la orquesta y la noche, ahí aprendías todos los secretos.

[2]​ Está agradecido al tango: «Nosotros pertenecemos a una generación que vivió la época dorada.

Llevo más de 63 años con el tango y jamás en la vida me hubiera imaginado que iba a subir al escenario del Colón.

[2]​ Oscar Ferrari padecía una afección gástrica producto de una enfermedad terminal, por la que había sido operado en febrero último.