Estos resabios barroquizantes quedan matizados en la sobria fachada principal, realizada en ladrillo, que Repullés concibió en estilo ecléctico, mezclando elementos renacentistas como la ventana con serliana con otros neoclásicos o barrocos.
Durante el periodo antecedente a la Guerra Civil Española, el templo sufrió gravísimos destrozos.
Desaparecieron casi todas las imágenes y retablos, que habían sido respetados por la reforma en su mayor parte.
El oratorio, hoy iglesia parroquial, muestra las sencillas líneas levemente barroquizantes que diseñó Repullés.
Originalmente, la imagen formaba un Calvario, con las imágenes de María y san Juan Evangelista flanqueando el Crucificado; las dos imágenes laterales fueron destruidas en la Guerra Civil, quedando el Cristo también algo dañado, como se puede observar en fotografías antiguas, donde se ven ligeras variantes en el paño de pureza y los brazos.