Operación Ogro (película)

Estos, bajo la apariencia de funcionarios bancarios, se instalaron en Madrid y estudiaron el plan, que en un primer momento implicaba el secuestro de Carrero Blanco, apodado Ogro, en la iglesia donde iba a misa todas las mañanas.

Pontecorvo temía que la película pudiera aparecer como un respaldo tácito a la acción de las Brigadas Rojas.

Los cuatro, educados en los valores de los separatistas por sacerdotes nacionalistas, se dividieron entonces sobre los métodos para lograr la libertad política.

Pero eso se convierte en fanatismo cuando existen los instrumentos políticos democráticos para luchar, con valentía y paciencia, por la realización de los propios ideales.

La crítica ha valorado la obra de Pontecorvo de diversas maneras: los juicios se han dividido sobre la impronta política que el director suele dar a sus películas, que algunos consideran excesiva y sesgada.

En lugar de lidiar con una acción revolucionaria, los personajes parecen estar enfrascados en un debate; Y solo en la segunda parte, cuando la excavación del túnel fatal llega a su fin, hay momentos de auténtica tensión espectacular.