La masacre de once atletas en los Juegos Olímpicos de 1972 por parte del grupo terrorista Septiembre Negro llevó a Israel a plantearse medidas para evitar que se produjesen acciones similares en el futuro.Poco después del atentado, la primera ministra Golda Meir creó el "Comité X", un pequeño grupo de funcionarios del gobierno que tenía la tarea de estudiar cuál sería la respuesta israelí.[4] La propia Meir y su ministro de Defensa, Moshé Dayán, estaban al frente del mismo.Esto se llevó a cabo con la ayuda de espías infiltrados en la OLP que trabajaban para el Mossad y con información proporcionada por agencias europeas aliadas.Consistía en que debería ser imposible probar alguna conexión entre las muertes y el Estado de Israel.[11] Además, se pretendía que las operaciones despertasen un sentimiento de pánico general entre los terroristas palestinos.El autor Simon Reeve explica que las unidades del Mosad consistían en:Según esta misma fuente, los equipos fueron subdivididos en escuadrones de logística, vigilancia y asesinato.Harari escapó a Israel y es posible que otros agentes hiciesen lo propio.Abu Iyad, dirigente de la OLP, había declarado que Zwaiter estaba "enérgicamente" en contra del terrorismo.Hamshari resultó gravemente herido en la consiguiente explosión, y terminó falleciendo un mes después a consecuencia de las irreversibles lesiones que padeció.Israel lo había elegido como objetivo porque pensaba que era el líder de Septiembre Negro en Francia.Momentos más tarde, una bomba instalada bajo su cama por el Mosad fue detonada a distancia, causando su muerte y destrozando la habitación.Esta creencia había sido desmentida por declaraciones de veteranos militantes del grupo terrorista, que afirmaban que aunque había participado en numerosos ataques en Europa, Salameh no estaba en absoluto involucrado en Múnich.[28] La investigación noruega que se llevó a cabo y las revelaciones de los agentes capturados comprometieron a los activos del Mossad en Europa, incluyendo pisos francos, agentes y operativos.[29] Sin embargo, cinco años más tarde se decidió reanudar la operación bajo el mandato de un nuevo primer ministro, Menachem Begin, y buscar a aquellos miembros de la lista todavía con vida.Algún tiempo después de su llegada, un Volkswagen cargado con explosivos plásticos fue estacionado en la Rue Verdun, a la vista del apartamento alquilado.En 1999 concedió una entrevista al director Kevin MacDonald para el documental One Day in September ("Un día de Septiembre").Junto con los asesinatos, el Mossad empleó otros métodos para responder a la matanza de Múnich y evitar futuros ataques terroristas.[35] Reeve va más allá y afirma que el Mossad telefoneaba a jóvenes agentes palestinos y, tras comunicarles datos personales, les advertía para que se desvinculasen de toda causa palestina.[36] Además, el Mossad también organizó por toda Europa una campaña de cartas bomba contra activistas palestinos.[10] Klein también cita un incidente en El Cairo, donde un fallo en la bomba permitió que los dos objetivos se librasen del atentado.Se trataba de Atef Bseiso, que fue disparado en París en una fecha tan tardía como 1992.Klein va más allá al afirmar que las informaciones acerca de Zwaiter, el primer palestino en morir, "no estaban confirmadas ni adecuadamente contrastadas.La operación se montó no solo para castigar a los culpables de Múnich, escribe Klein."Para el segundo objetivo, cualquier militante de la OLP que estuviese muerto era igualmente bueno".Klein cita a una veterana fuente de la inteligencia: "Nuestra sangre estaba hirviendo."No tuvimos otra opción más que empezar a tomar medidas preventivas".[62] Por otra parte, varios antiguos oficiales del Mossad que tomaron parte en Cólera de Dios, han declarado a periodistas británicos que el relato de Aviv no es acertado.En 1986, Michael Anderson dirigió una película para el canal HBO, titulada La espada de Gedeón.