La pasta para untar se llamó originalmente oleomargarina del latín para oleum (aceite de oliva) y griego margarite (perla que indica brillo).
[1] La margarina se puede usar como ingrediente en otros productos alimenticios, como pasteles, donuts y galletas.
Su nombre se origina tras el descubrimiento del «ácido margárico», realizado por Michel Eugène Chevreul en 1813.
Se preparaba extrayendo la porción líquida bajo presión y después dejándola solidificar.
Mège-Mouriès patentó el producto, al que llamó oleomargarina, y amplió su operación inicial de fabricación desde Francia, pero tuvo poco éxito comercial.
En 1871, vendió la patente a la empresa holandesa Jurgens, actualmente parte de Unilever.
Esto requería cierto tiempo y esfuerzo, sobre todo si la mezcla tenía que hacerse a mano, como solía ocurrir en aquella época, ya que las batidoras eléctricas domésticas apenas se utilizaban antes de la década de 1920.
Por lo tanto, no era raro que el producto final se sirviera con rayas amarillas claras y oscuras, o incluso blancas.
Durante la Segunda Guerra Mundial hubo escasez de mantequilla en Estados Unidos y la margarina se hizo popular.
[15] Ese proceso industrial se interrumpió después de la Segunda Guerra Mundial debido a su ineficacia.
[19][20][21] En el siglo XXI, las margarinas para untar experimentaron muchos avances para mejorar su atractivo para el consumidor.
Otras variedades de cremas para untar son las que contienen ácidos grasos Omega-3 añadidos, poca o ninguna sal, esteroles vegetales añadidos (supuestamente reducen el colesterol sanguíneo), aceite de oliva o aceites veganos certificados.
La Margarina de mesa es aquella que usamos para untar en el pan, es de sabor intenso y en general es muy blanda lo que permite su fácil manipulación (también se le conoce como margarina tipo suave).
Gracias a esta característica resiste las altas temperaturas del horneo, dejando la textura hojaldrada que se espera.
Particularmente en Venezuela existe el fenómeno de conocerla popularmente como mantequilla[22] dada su superior popularidad por encima de la mantequilla propiamente dicha debido a su menor precio, o bien como Mavesa por metonimia; sin embargo este último término es poco usado dándosele preferencia al primero.