La nueva cronología es una teoría pseudohistórica[1] asociada al matemático ruso Anatoli Fomenko (1945-) en colaboración con colegas de su misma nacionalidad, incluido Gleb Nosovski (1958-), quienes utilizan matemática aplicada, astrofísica y otras ciencias para afirmar que la cronología histórica convencional está viciada y es fundamentalmente errónea, e intentan volver a escribir la historia mundial.
El concepto está ampliamente explicado en su obra, publicada originalmente en ruso, con traducción al inglés: History: Fiction or Science?
(«Historia: ¿ficción o ciencia?»)[3] Esta doctrina conspirativa propone además que la historia mundial anterior al año 1600 d. C. ha sido ampliamente falsificada para satisfacer los intereses de varios conspiradores diferentes, incluidos el Vaticano, el Sacro Imperio Romano y la Casa Rusa de Romanov, todos trabajando para oscurecer la «verdadera» historia del mundo, para ocultar la existencia de un imperio mundial llamado la «Horda Rusa».
A la vez, cuando compara textos modernos que describen diferentes períodos, obtiene una baja correlación, como se esperaba.
Otras propiedades tienen que ver con sus hazañas, su descendencia y su relevancia en el contexto de la historia reseñada.
Con base en la estadística, pero basado en los textos históricos, Fomenko sostiene que hasta el siglo XVII, los historiadores y traductores asignaban diferentes fechas y lugares a relatos de los mismos eventos históricos, creando lo que llaman: «copias fantasma» de los mismos.
Estas copias estaban mal fechadas por siglos o incluso milenios y terminaron incorporadas a la cronología convencional.
Fomenko considera que «Roma», por ejemplo, alude al poder imperial y puede corresponder a diferentes ciudades o estados.
En efecto, las ciudades históricas de Jerusalén, Roma y Troya corresponden a una única ciudad llamada Nueva Roma, que corresponde a Estambul (Turquía) y, más precisamente, al actual Castillo de Yoros.
[17] Las ideas históricas de Fomenko han sido universalmente rechazadas por los historiadores, arqueólogos y expertos en cronología, quienes no dudan en calificarla como pseudociencia.