Se caracterizan por tener el cuerpo no segmentado, con simetría bilateral y una cavidad o celoma en su interior donde se sitúan los órganos, una cabeza diferenciada con órganos sensoriales y un pie musculoso en la parte ventral que sirve de medio de locomoción.
No tienen concha ni opérculo, y su coloración alerta de su gran toxicidad (aposematismo).
De costumbres bentónicas, la mayoría pasan su vida adulta en el fondo del mar; algunas especies son pelágicas.
Los huevos se agrupan por miles en cintas o ramos, no siempre de los mismos colores.
Algunos son de costumbres diurnas y durante la noche se esconden enterrándose en la arena.