En consecuencia, introduce muchas lecturas que no se admiten en ningún manuscrito antiguo de la Vulgata; pero que proporcionan una traducción más precisa de los textos en idiomas originales al latín.
El Concilio Vaticano II en Sacrosanctum Concilium ordenó una revisión del salterio latino de acuerdo con los estudios textuales y lingüísticos modernos, al tiempo que conserva o refina su estilo cristiano latino.
En 1965, el papa Pablo VI nombró una comisión para revisar el resto de la Vulgata siguiendo los mismos principios.
Una segunda edición fue publicada en 1986; esta segunda edición añadió un prefacio para el lector, una Introducción a los principios utilizados en la producción de la Nova Vulgata, así como un apéndice que contiene 3 documentos históricos del Concilio de Trento y la Vulgata Sixtina Clementina.
Además, algunas de sus lecturas no son familiares para quienes están acostumbrados a la Vulgata Sixtina Clementina.