Comúnmente los músicos se llaman a sí mismos con apodos más breves y llamativos que sus nombres de nacimiento.
Hay ejemplos como Slash (Saul Hudson Dorreg), Sting (Gordon Matthew Thomas Sumner), Varg Vikernes (Kristian Larssøn Vikernes), Nivek Ogre, Inklei, Dimebag Darrell, Trey Azagthoth, Jerry Only, Vintersorg, Doyle Wolfgang von Frankenstein, Prince (Prince Rogers Nelson), Donna Summer (Donna Adrian Gaines), Lady Gaga (Stefani Joanne Angelina Germanotta), Noriel (Noel Santos Román) y P!nk (Alecia Beth Moore).
Los italoestadounidenses también acostumbraban a cambiar sus apellidos y hasta sus nombres completos.
[4] Históricamente, los judíos en Hollywood fueron animados a cambiar sus nombres para evitar una posible discriminación.
Esto ocurre aún en algunos casos (Jon Stewart -Jonathan Stuart Leibowitz-, Brad Garrett -Bradley H. Gerstenfeld,- Winona Ryder -Winona Laura Horowitz-, Natalie Portman -Natalie Hershlag-, por ejemplo), pero la creciente aceptación de los artistas con diferentes etnias ha hecho menos frecuente este fenómeno.
También es el caso de la afamada actriz Rita Hayworth, nacida como Margarita Carmen Cansino.
Los gremios y asociaciones que representan a los actores, como el Screen Actors Guild en Estados Unidos, y el Equity en el Reino Unido, establecen que no puede haber dos miembros con un nombre profesional idéntico.
[8] En algunas épocas, sobre todo en el siglo XIX, era usual que las mujeres escritoras utilizaran seudónimos masculinos para presentar sus obras, a fin de evitar el rechazo del público que no aceptaba la intromisión femenina en estas facetas.
Así, puede citarse el caso de Aurora Dupin, novia de Fréderic Chopin, quien firmaba sus obras como George Sand (en algunas traducciones antiguas en español se usaba también el nombre Jorge Sand).