La psicología humanista considera que el narcisismo patológico coincide con una autoestima baja o errónea.[9] Desde el punto de vista psicológico y social, se puede distinguir un significado psicogenético o psicoevolutivo: el narcisismo como un escalón necesario y ubicuo del desarrollo de la personalidad.En las situaciones de discusión, sin embargo, estos términos se utilizan para dibujar paralelismos entre las quejas sobre comportamientos centrados en uno mismo y el trastorno de personalidad narcisista más que hacia la autoestima sana.La tragedia comienza a gestarse ya desde la concepción del niño Narciso, puesto que él es fruto de la violencia sexual.Según el relato de Ovidio, entre las jóvenes heridas por su amor estaba la ninfa Eco, quien había disgustado a Hera y, por ello, esta le había condenado a repetir las últimas palabras de todo cuanto se le dijera.[11] Sin embargo, de acuerdo con esta investigación, los dos tipos de narcisismo difieren en términos de otros dos factores: En el narcisismo ostentoso prima el factor que ha sido llamado «extraversión agéntica», «admiración» o «pomposidad», y que tiene que ver con su asertividad, liderazgo, alta autoestima, y la tendencia a ser proactivo, mientras que en el narcisismo vulnerable prima el factor llamado «neuroticismo narcisista» o «vulnerabilidad», y tiene que ver con una autoestima más frágil y dependiente de la opinión de otros o la comparación con ellos, emocionalidad negativa o disregulación emocional, y experiencias de vergüenza y otras emociones relacionadas con sentirse cohibido o juzgado.[12] Otra explicación que se ha sugerido para entender la génesis de los comportamientos narcisistas, en particular los del narcisismo ostentoso, desde la psicología evolucionista es que el narcisismo tiene que ver con lograr un mayor estatus social, de manera que estas personas tiende a buscar situaciones que brinden mayor estatus social, presten más atención a claves ambientales relacionadas con el estatus, reaccionen más emocional y conductualmente a evaluaciones de tales claves y a sus propias evaluaciones de si pueden o no elevar su estatus.Todo su erotismo o energía libidinal es autodirigida y el mundo exterior no existe.El «narcisismo secundario» es un concepto que refiere en la extensa obra freudiana a dos ideas distintas: Como señala el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales en su quinta y última edición (DSM-5, de 2013), rasgos de personalidad que pueden ser considerados narcisistas son mostrados por muchas personas altamente exitosas, pero cuando tales rasgos son inflexibles, maladaptativos y persistentes, y causan un deterioro funcional o un distrés subjetivo significativos pueden considerarse un trastorno narcisista de la personalidad.[17] Este trastorno se desarrolla típicamente en la juventud o en la adultez temprana, y para su diagnóstico se requiere que los síntomas aparezcan en una variedad de situaciones sociales y tiendan a no cambiar con el tiempo.[16] Resulta desconcertante para muchos el hecho de que el narcisista suela exhibir una aparente autoestima formidable y, socialmente, aparece como una persona muy segura, sabedora de lo que quiere y completamente resuelta.En realidad, con ello el narcisista está camuflando su vacío interno, su carencia real de autoestima.[20] Los sujetos narcisistas poseen una autoestima muy vulnerable, siendo por esto muy sensible al «ultraje» de la crítica o la frustración; en relación con esto, las críticas pueden llegar a obsesionarles y hacer que se sientan hundidos y vacíos.Por ello suelen elegir profesiones que les proporcionen notoriedad social, reconocimiento o incluso fama.Para los narcisistas, el mundo se guía y debe obedecer a sus propios puntos de vista, los cuales considera irrebatibles, infalibles, autogenerados.Llama la atención, entonces, cómo muchas personas pudiendo ser exitosas, productivas y creativas, someten su vida a aduladoras mediocridades.Ellas, drogadas por su discurso auto-dirigido, no son capaces de reflexionar y escuchar lo que el mundo externo les grita.Se refugia, el traumatizado, en su propia imagen de grandiosidad, ello le permite elevar su maltrecha autoestima y sentirse un poco mejor consigo mismo.[cita requerida] El narcisista es una persona que puede ser muy exitosa, en cuanto al brillo externo se refiere.Así vemos cómo personas con una inteligencia mediocre y una cultura pobre, escalan posiciones sorprendentes, para ellas el recapacitar no existe.Estos últimos logran capitalizar a una horda de Narcisistas depresivos que creen, ingenuamente, en la verdad expresada por el pseudo-maestro.Ellos lo seguirán fielmente, no importa cuán errado esté: escribe Miguel Hernández, retratando esta suerte de personalidad del narcisista depresivo, siempre fiel, signada por la tristeza derrotada, que busca, con más ahínco que éxito, alguien en quién creer, alguien en quien confiar el remedio a sus miserias.Si la vergüenza y la inferioridad son elementos conscientes, según el psiquiatra argentino Hugo Bleichmar (1934-2020),[23] existe otra manifestación de la angustia narcisista, más vaga y difusa, como el aburrimiento por malestar narcisista.Sugirió que los sujetos del tipo inadvertido presentan un ego grande, poderoso y grandioso en espera de ser admirado, envidiado y apreciado, lo cual está en antítesis con el ego debilitado e internalizado que se esconde en un estado general de vergüenza, del cual el sujeto quiere defenderse.[28] Ya Rosemberd, en sus primeras descripciones,[30] subraya algunas diferencias en cuanto a la actitud durante la psicoterapia.Sugirió que los sujetos del tipo inadvertido presentan un ego grande, poderoso y grandioso en espera de ser admirado, envidiado y apreciado, lo cual está en antítesis con el ego debilitado e internalizado que se esconde en un estado general de vergüenza, del cual el sujeto quiere defenderse.[cita requerida] Siguiendo nuestra línea de pensamiento, las sociedades pasan por una etapa de narcisismo primario, como cuando las hordas bárbaras, invadiendo a Europa, se interesan solo en sus necesidades instintuales, no reconocen al otro o a los otros y pasando a fuego y cuchillo por encima de pueblos y civilizaciones, las destruyen.Especialmente, sociólogos como Christopher Lasch o Gilles Lipovetsky, han dedicado libros enteros a las nuevas características sociales de la posmodernidad, entre las cuales están: cultura del yo, expresivismo y énfasis en la exteriorización de la persona, desierto social y pérdida del sentido, indiferencia ante cualquier realidad que implique tomar postura, apatía total de la juventud, disolución de la política y preferencia por el ámbito privado en todos los sentidos, sobreinformación, consumo, democratización del conocimiento, y muchos otros factores que hacen posible hablar de la posmodernidad como una época «narcisista», pues, a través del excesivo culto al yo, la identidad personal y su afirmación está muriendo: en la medida en que todos los procesos se democratizan y se da un énfasis tan terrible a la afirmación del yo genuino, este termina por diluirse en una multitud de «yoes».Sigmund Freud, en La civilización y sus descontentos, enuncia: «Es posible reunir a un considerable número de gente en amor mutuo, siempre que haya otra gente dejada fuera para recibir las manifestaciones de su agresividad».Sin embargo, según el libro Malignant self-love: narcissism revisited (‘autoamor maligno: el narcisismo revisitado’, de 1999), del psicólogo israelí Shmuel Sam Vaknin (n. 1961), el narcisismo es un fenómeno ubicuo debido a que cada ser humano, independientemente de la naturaleza o la cultura, desarrolla un narcisismo sano tempranamente en su vida.