Está articulada en siete áreas de conocimiento en las que el desarrollo cronológico permite ofrecer otras reflexiones paralelas y recorridos alternativos.
Todos ellos fueron portadores de un rico y suntuoso bagaje material que atrajo a los dominadores latinos.
Sometido el territorio, la romanización inicia un proceso sin retorno que evidencian antiguas ciudades ahora romanizadas como Lancia, recintos militares como Legio (León), urbes ex novo como la propia capital administrativa Asturica Augusta (Astorga) o explotaciones mineras como Las Médulas, que han dejado muestras de un dominio espacial tan estratégico como importante para la economía del Imperio.
El final del mundo antiguo, a partir del siglo III, supuso una lenta y decisiva transformación en la que nuevos cultos (el cristianismo), nuevas formas de explotación, como las villae (Navatejera o Quintana del Marco, entre otras), gentes periféricas, como los vadinienses, o nuevos pueblos, como los visigodos, protagonizaron cambios de mentalidades y de relaciones de dependencia personal.
Durante la Edad Media se asiste al desarrollo de una fase cultural característicamente hispana cuyo centro puede muy bien situarse en León: el mozárabe.