Tuvo un hijo, Ageel bin Muhammad al-Badr, que fue el Príncipe de Yemen, le sucedió, al menos nominalmente.
Sayf al-Islam al-Badr (ahora llamado Muhammad) sin tener 20 años, era claramente capaz de arreglar cualquier malentendido con su padre.
En ese mismo año Ahmad bin Yahya olvidó conexiones y acuerdos firmados durante un recorrido realizado en países del bloque soviético.
Siendo el líder árabe más joven de su generación, Al-Badr fue un gran admirador del Presidente egipcio Gamal Abdel Nasser.
En 1959 mientras ocupó un cargo en Yemen por unos cuantos meses durante el Imam de Ahmad, ausente por un tratamiento médico en Italia, arreglo y pidió expertos egipcios para que lo ayudaran a modernizar a Yemen en todos los campos, incluyendo el militar.
Su tío Sayf al-Islam al-Hasan que también se había ido al extranjero, proclamó a iman de la familia Hamid al-Din.
Durante la sangrienta guerra civil que continuó por ocho años, al-Badr y sus sobrinos, jugaron un vital papel.