El origen del movimiento se encuentra en la breve liberalización conocida como la Primavera de Pekín, que tuvo lugar tras la Revolución Cultural.
Como respuesta, algunos estudiantes fundaron fuera de China varias organizaciones para la democracia, y en occidente se produjo una considerable simpatía por el movimiento.
Además, tras los ataques del 11 de septiembre en Estados Unidos, China ha aprobado leyes antiterroristas que muchos ven como una excusa para incrementar los poderes para descubrir a disidentes potenciales.
Además, empieza a haber un hueco generacional tras el ingreso en la universidad de los nacidos tras la Revolución Cultural.
En primer lugar, los disidentes ampliamente conocidos en occidente como Wei Jingsheng, Fang Lizhi, y Wang Dan son deportados.
En segundo lugar, los líderes menos conocidos del movimiento disidente son identificados y se les condena a grandes penas.
Muchos creen que el Partido Comunista no tiene intención de ceder el poder aunque se alcancen todas las metas económicas.