En ese punto, los jesuitas fundaron la segunda misión evangelizadora en la península californiana en el sitio que los indígenas llamaban Conchó.
El jesuita tirolés Eusebio Francisco Kino, en compañía del almirante Isidro Atondo y Antillón, habían intentado infructuosamente establecer una primera misión evangelizadora que llevó el nombre de San Bruno.
La primera misión permanente en la Vieja California fue fundada en 1697 por Juan María de Salvatierra, en el área que los monguíes conocían como Conchó.
William C. Massey (1949) suponía que el pueblo hablaba una lengua yumano-cochimí o algún dialecto del cochimí propiamente dicho.
Las revisiones contemporáneas de la escasa evidencia disponible apuntan a que probablemente hablaban una lengua independiente sin ninguna relación con el cochimí, misma que podría estar más bien relacionada con el idioma de sus vecinos meridionales, los guaicuras, aunque fuertes evidencias confirmarían que si es un dialecto por lo menos del cochimí (Laylander 1997, León-Portilla 1985).