El antiguo monasterio, que se encuentra en ruinas, estuvo ubicado en la villa de Vileña, en la Bureba, (Burgos).
En 1224, la reina viuda traspasó todo al rey Fernando III de Castilla quien, a su vez, lo reintegró a las monjas de Vileña y confirmó al monasterio todas las donaciones realizadas por su fundadora.
Al mismo tiempo, el rey puso el monasterio bajo su protección y le concedió varios privilegios.
[1] Entre las familias más representativas se encontraban los Zúñiga, Torquemada, Medrano y los Rojas.
La mayoría de estas obras se exhiben en el Museo de Burgos así como en el Museo del Retablo en dicha ciudad ya que el monasterio en Villarcayo cerró sus puertas cuando se marcharon las tres últimas monjas que ahí residían.