[20][a] Y en 1407 esos frailes expulsados se arrepintieron y se les concedió, «por piedad de la Virgen», una licencia por la que, en lugar de asemejarse a unos monjes desterrados, como señalaron algunos autores, parecían obtener permiso para fundar un monasterio en otro lugar,[20] aunque otros afirmaron que fray Hernando fue el que decidió trasladarse a Zamora «por ser tío suyo» el obispo de esta ciudad y por haber ocupado él mismo antes el cargo de regidor en ella.
[19][5] En 1408, según Fernández Duro, comenzó la cimentación del nuevo monasterio, en cuya construcción colaboraron los propios monjes.
[6] Y de los datos consignados en dicho manuscrito se puede «deducir», como señaló Sophie Coussemacker, que el autor «entró en religión» o tomó los hábitos a mediados del siglo XV.
[27][c] Las leyendas sobre supuestos hechos milagrosos fueron muy frecuentes en la Edad Media y también en los monasterios, como señaló Isidro García, y apenas hay algún convento, como indicó dicho autor, en el que no se produjera alguno.
[28] Y los elegidos para entrevistarse en Peñíscola con el antipapa Benedicto XIII fueron fray Hernando de Valencia, que era monje en Montamarta, y fray Velasco, que era el prior del monasterio de Guisando.
[30] Y Fernández Duro indicó por otra parte que fray Hernando de Valencia viajó a Roma a pie durante el pontificado del papa Martín V,[2] que rigió los destinos de la Iglesia Católica desde 1417 hasta 1431,[31] para solicitarle diversas mercedes e indultos.
[32] Sin embargo, su etapa como prior fue extraordinariamente breve, ya que fue elegido una tarde y a la mañana siguiente falleció tras haber celebrado la eucaristía entre lágrimas y devoción admirable, quedando todos los presentes sobrecogidos por la «humildad que había hecho pedir a Dios no cumplir este mandato».
[37] En 1534 los monjes de Montamarta solicitaron en su capítulo que el monasterio fuera trasladado a la ciudad de Zamora por la insalubridad del lugar,[8] y ese mismo año, según algunos autores, se realizó el traslado a dicha ciudad.
[41][39] Y conviene señalar que del desaparecido monasterio de Montamarta sólo se conservan en la actualidad, como señalaron diversos autores, unas «secciones de pilares góticos con columnillas adosadas, utilizadas para abrir ventanas en construcciones posteriores».
[32] Y conviene señalar que en diferentes lugares del viejo monasterio fueron enterrados los siguientes individuos: