Aunque ya Publio Hurtado mencionara a principios del siglo XX de pasada pocos mitos, su estudio y divulgación se ha llevado a cabo en un momento en que todo este mundo entra en franca decadencia.Entre otros lugares, por el valle del río Malvellido desfilan las almas vestidas de blanco portando una vela en la mano todos los jueves a la media noche, en doble sentido.A veces solo se dejan ver por algún paraje en determinada fecha del año.También es común por las Hurdes la historia sobre una misteriosa tienda de baratijas atendida por una mora que aparece mágicamente en un lugar encantado durante la hora anterior a la medianoche.Estos están a su vez relacionados en cierto modo con los “malinus” que provocan las posesiones demoníacas, también presentes en diversas formas en gran parte del folclore peninsular.En las Hurdes, se habla por ejemplo del Duendi Jampón, que pese a ser diminuto necesita engullir siete arrobas de comida al día y se cuela por las casas devorando todo lo que encuentra.Mientras el duendi zunguluteru hace sus fechorías, su mujer la duenda se queda sentada a la lumbre por las noches royendo castañas.En la Vera, y especialmente en Garganta la Olla, los duendes imponían juramentos que de no cumplirse acarreaban la infertilidad a las mujeres.Su carácter femenino se percibe por su única distintiva teta, atrofiada y enflaquecida, que aparece en su busto.Su boca succionadora casi carece de dientes, poseyendo solo alguna muela para roer las castañas, su alimento favorito, que suele ir a buscar al sobrado o desván donde se colocan en las casas jerteñas.Publio Hurtado menciona entre ellos el coco, el Bu (conocido en Castilla y Asturias), la marimanta (conocida en Castilla y Andalucía), la mano negra (mano viviente terrorífica conocida en casi toda la península) y el demonuelo pardillín, además de la Caragontía, sobre la que añade una copla en la que es mencionada similar a una existente en Andalucía sobre otro personaje denominado "Tragantía".Entre estas criaturas habría que mencionar al monstruo mitológico hallado entre otros sitios en el Valle del Jerte, con equivalentes castellanos y asturianos (Tragaldabas o Zamparrampa), llamado Zamparrón, un ser de aspecto desagradable, cuerpo deforme de forma indefinida acomodada a las circunstancias, de tamaño mediano, cara repulsiva y voz gutural, especialmente caracterizado por su gran voracidad.Como carece de dientes, succiona y traga todo lo que engulle sin masticarlo, incluyendo seres humanos.Normalmente adquieren su forma mixta mitad mujer mitad pez debido a alguna maldición, a menudo por parte de un familiar, como en otras leyendas de encantamientos que conllevan la transformación en animales u otras criaturas.No tienen poderes sobrenaturales de por sí mismos, pero su alianza con las hechiceras les confiere habilidades tales como hacerse invisibles y colarse por las chimeneas y rendijas de las casas, donde armarían grandes ruidos para atormentar a sus habitantes.Son especialmente hábiles tocando los tamboriles, los grandes tambores utilizados en estas celebraciones para atraer a los participantes y marcar el ritmo de las danzas; según se dice, estos tambores desprenden al ser tocados luces fantasmagóricas y sonidos arrítmicos que pueden escucharse en la oscuridad de la sierra.La palabra "zahorí" se suele emplear en castellano para el que es capaz de encontrar manantiales subterráneos, y, en algunas zonas, para los adivinos.Eran hombres sabios, respetados por la comunidad de cada alquería, que guardaban y transmitían la sabiduría popular hurdana.Poseían amplios conocimientos sobre medicina popular, artesanía, tradición oral y costumbres hurdanas y hasta en ocasiones se les consideraba con facultad para la adivinación, la videncia, o incluso dones más sobrenaturales como el de conjurar las tormentas, la facultad de levitar o de curar con el aliento o la saliva (como los saludadores).Poseen curiosos paralelismos con las juáncanas u ojáncanas cántabras y otras criaturas parecidas de la península.También en serpientes enormes, caso en el cual solo podrán volver a recuperar su primitiva forma tras enroscarse siete veces alrededor de un pastor que merodee en sus dominios y buscar su lengua para fundirse en un apestoso beso.La Jáncana entonces trata de seguir acosando al pastor incluso tras recuperada su repugnante forma primigenia.Son seres malignos y antropófagos que viven en cuevas de los montes hurdanos dedicándose al pastoreo.Cuando los pastores rechazan ofrecimientos del Entiznáu, como el de su eslabón y pedernal para encender sus cachimbas, es cuando desata las peores tormentas enfurecido.La licantropía asociada a cierta franja del occidente peninsular (Galicia, Portugal, Asturias occidental, parte de León) es característica.Se les puede devolver la forma humana antes de que vuelva a salir el sol efectuándoles una sangría en la pata derecha.Las mujeres hurdanas, cuando iban al campo y tenían que colocar a su niño en cualquier lugar del suelo, decían antes "¡jusa el encontráu!"A dicho cuerno conservado en el pueblo se le otorgaban poderes terapéuticos.El cuerno fue traído hasta Ahigal como recuerdo de aquella tragedia que asoló al pueblo y fue expuesto en la ermita del Cristo.Una copla tradicional dice así: "Vengan, vengan mis amigas, y se sienten a mí vera Que pronto vendrán las ánimas Vendrán llamando a la puerta A pedirnos los favores para sacarlas de penas Oid cristianos, oid Lo que las ánimas penan Unas penan de los brazos, y otras de manos y piernas.
El Machu Lanú imaginado por una inteligencia artificial.
El Escornáu imaginado por una Inteligencia Artificial.