Milagro de Empel

No obstante, al abdicar en 1556 en favor de su hijo Felipe II, todo cambia.

En lo religioso, ya durante el reinado de Carlos V, el calvinismo se había aposentado en Flandes, lo que provocó una reacción del Emperador en defensa del catolicismo que dio inicio a las revueltas.

Traía 40 000 ducados para las pagas que se adeudaba a toda la milicia de Farnesio[9]​.

Para llegar, atravesaron el Mosa en barcones que les ofrece la cercana población de Bolduque leal al Rey Felipe II.

Tan solo podía responderse al fuego desde las isletas que tenían algún pequeño castillete o torre.

[10]​ El día tres la flota holandesa colocó algunos barcos más entre Empel y Bolduque para evitar que pudieran ser socorridos desde allí.

Una vez tomada y emplazada la artillería protegida con cestones, llegaron de nuevo los barcos holandeses, estableciéndose un duelo artillero sin consecuencias.

Mansfeld, el día seis, realizó un nuevo intento que al ser descubierto por los holandeses tampoco prospera.

Entonces Bobadilla se planteó evacuar sus posiciones por el dique en dirección este y atravesar la zona inundada por las posiciones más cercanas a Juan del Águila, protegidos bajo su fuego de cobertura.

El día siete se habían consumido todas las provisiones, incluidos sus propios caballos.

Cuando un soldado estaba cavando trincheras, encontró una tabla que parecía, recién pintada con una imagen de la Inmaculada Concepción[14]​[15]​.

Además le confirmó que, desde su posición, no había zonas vadeables hasta tierra firme.

Mucho menos les convenía intentar el desembarco, pues sabían que en ese caso serían derrotados.

La madrugada del domingo ocho de diciembre, las condiciones meteorológicas habían cambiado.

Las zonas anegadas e incluso parte del río Mosa quedaron cubiertas con más de “dos picas”.

Esta situación obligó a la mayor parte de la flota a retirarse hacia el Mosa: «Los rebeldes, que conocieron el peligro manifiesto en que se iban poniendo si esperaban ver sus navíos encajados y asidos en los hielos, comenzaron á media noche á alargarse y salir del país anegado, que les valió harto haber tomado esta resolución, porque si esperaban se vieran en mayor peligro que los españoles, los cuales fueran sobre los hielos, como ya lo tenían acordado, y cerraran con los navíos y se los ganaran o pusieran fuego».

[22]​[20]​[23]​[24]​ En algunos sitios el espesor del hielo llegó a “media pica”, es decir, unos dos metros.

Desde el dique de Rosmalen la artillería emplazada empezó a hostigar a la flota holandesa que se retiraba aguas abajo del Mosa, ya que aguas arriba encontraría fortificaciones españolas en Ravenstein y Grave.

Como la visión de cada isleta impedía ver el resto, desde ellas parecía que eran más las pleytas en movimiento.

Grabado de la Batalla de Empel , por Frans Hogenberg .