Colaboró en el Diario Político de Santafé que dirigían Caldas y Joaquín Camacho.
El sólo dice la verdad.»[14] A este prócer también se le atribuye la frase: ¿Qué hay que temer?
[15] Poco antes de morir escribió con pulso perfectamente firme un sentido adiós a la señora Eusebia Caicedo, quien cuidó de él mientras estuvo en prisión y cuando fue puesto en capilla.
[16] En el centro histórico de su ciudad natal existe una placa conmemorativa en la casa donde nació, identificada con la nomenclatura contemporánea Calle 4 N° 3-27.
Esta placa fue colocada por la ciudad en 1910, con ocasión del primer centenario de la Independencia.