Haciendo fortuna, varios miembros de la familia se introdujeron en negocios inmobiliarios.
Miguel López Sáez se inscribió en el colegio de Abogados en 1883 al terminar la carrera.
En su evolución política, optó luego por el Partido Liberal, con Antonio Maura y José Canalejas, y terminó siguiendo a Manuel García Prieto, en 1912, cuando nació el Partido Liberal Democrático.
En cambio, su hermano Manuel López Sáez, que fue Diputado provincial durante años y que seguía al conservador Francisco Silvela, permaneció en el Partido Conservador (España).
Miguel López Sáez se ocupó sobre todo de la política local granadina.
En esa función se descubre en 1900 durante un acto en homenaje al escritor Manuel Fernández y González (1821-1888), que había sido un buen amigo de su suegro José Joaquín Soler de la Fuente, también escritor.
Si se hojean los periódicos de esa época —El Defensor de Granada, el Noticiero Granadino, La Gaceta del Sur y La Publicidad—, en especial del año 1910, se encuentran múltiples noticias que le conciernen.
Miguel López Sáez participó a su vez en el patronazgo de la institución “Juventud Popular Católica” que vio la luz en 1922.
Accionistas, Juan Francisco Egea Viudez, administrador del duque de Wellington.
[7] También le facilitaron su arraigo en Granada, cuando la familia se mudó a la ciudad en 1909; Federico García Lorca tenía once años.
Es muy probable que las familias se hayan reunido en las fiestas de los años 1909 a 1915 y que algún hijo de Miguel López Sáez haya conocido a Federico García Lorca.
Éste se matriculó en 1914 en la Universidad de Granada para estudiar la carrera de Filosofía y Letras y de Derecho, y comenzó a reunirse con otros jóvenes intelectuales como Antonio Gallego Burín, en la tertulia "El Rinconcillo" del café Alameda Granada; allí sí que le conoció Manuel Torres López, sobrino de Miguel López Sáez que estudiaba su misma carrera pero dos años más joven.
Federico García Rodríguez, cuando entró en el negocio, no disponía de terrenos; primero alquiló unas fincas y luego compró otras.
En casi todos los casos se produjo una modernización agraria digna de estudio.
A principios del siglo XX, financieros de la ciudad invirtieron en el campo dándole a la vez una dinámica industrial muy prometedora y un liderazgo en el sector azucarero.
El proyecto data de 1925, es del arquitecto José Fernández Fígares y se inauguró en 1932.
Inmediatamente, el gracejo popular comenzó a llamarlas como “la casa de la perra gorda”.