El Micomalo (escrito también Mico Malo) es un animal fantástico del folclor costarricense, que el pueblo imaginaba como un mono enorme y horrible, de ojos color de fuego y pelo negro y erizado, que deja huellas incandescentes como quemaduras.
[2] Otras descripciones lo caracterizan como un monito pequeño, de color blanco, con cuernos y cola en forma de flecha, ojos rojos y uñas grandes y filosas.
La leyenda cuenta que el Micomalo suele aparecer por las noches, rondando casas y puentes, lanzando terribles aullidos, columpiándose entre las ramas de los árboles, para luego lanzarse sobre los viandantes y hacerles daño.
En otras historias, se dice que puede ser invocado como cómplice y enviarlo a atacar a otras personas.
La leyenda del Mico Malo está emparentada con las leyendas centroamericanas de brujas que se transforman en monas, monstruos de apariencia simiesca que se aparecen por las noches en los caminos para hacer daño a los viajeros nocturnos, con la salvedad de que entre el pueblo costarricense se cree que el Mico Malo es el mismo Diablo en persona con la apariencia de mono, o bien, un enviado del demonio que atormenta a los matrimonios que pelean mucho.