Tras el retorno de sus padres del exilio, Mercedes, a los 16 años, puede vivir con ellos, continuando con su educación aunque no en forma constante al no existir instancias para la educación femenina en ese entonces.
En 1830 contraerá matrimonio con José María del Solar, transformando su hogar en un centro intelectual gracias a las tertulias literarias y artísticas que ofrecía.
Su nombre comenzó a ser conocido en la escena cultural santiaguina por sus dos primeras publicaciones: "Inscripción grabada en la muralla del jardín de una casa de campo" y "Letrillas".
Sin embargo, fue en 1837, con su "Canto fúnebre a la memoria de don Diego Portales", inspirado en el asesinato del Ministro, la consagró en las letras chilenas.
Esta elegía causó gran impresión entre los lectores, quienes quisieron conocer al autor escondido tras el seudónimo de "Por una Señora Chilena".