En Estados Unidos la delincuencia juvenil se define como un acto criminal cometido por un niño menor de 18 años.
En tiempos de los romanos, por ejemplo, la responsabilidad penal asociada a estos delitos se veía atenuada.
Por otra parte, una parte de los crímenes juveniles puede asociarse a problemas psicológicos como la esquizofrenia, trastornos conductistas/mentales, estrés postraumático, trastorno de conducta o trastorno bipolar, El desempleo es otra variable de la delincuencia juvenil combinado con pobreza, hacinamiento, desigualdad social, etc.[5] La criminología clásica considera que las causas del crimen tienen principalmente su origen en el propio delincuente, más que en su entorno externo.
La noción de subculturas delincuentes es relevante para los crímenes que no están motivados económicamente.
Los teóricos del etiquetado dicen que existe una mayor probabilidad que los niños masculinos de familias pobres sean etiquetados como diferentes, y esto se puede explicar parcialmente porque existen más delincuentes masculinos jóvenes de clase baja.
Las personas que no se encuentran bajo seguimiento clínico o forense, pueden considerarse no peligrosas; sin embargo, estos sujetos destacan por tener vínculos interpersonales en que dañan a la otra persona por su falta de empatía, sensibilidad o sentimiento de grandeza y superioridad.
[6] Las personas con narcisismo subclínico poseen grandiosidad, usan técnicas de manipulación en sus relaciones y se consideran cínicos aunque vulnerables.
[8] La psicopatía subclínica también se denomina secundaria porque está más relacionada con comportamientos antisociales y de tipo penal.
Son personas poco amables, con escasa empatía y que no respetan el orden social ni las normas.
En cuanto al maquiavelismo, está presente de forma subclínica en personas con alta inteligencia emocional, que utiliza manipulación para satisfacer sus objetivos personales.
Las personas maquiavélicas no tienen escrúpulos en utilizar su gran habilidad de manipulación emocional si con ello van a conseguir lograr éxito.
El modelo de estudio fue tomado por investigadores para aplicarlo a la realidad delincuencial juvenil mexicana.
Dicho de otro modo, prácticamente todos los jóvenes que se unen a una pandilla evidencian haber participado en actos delictivos con anterioridad.
Sin embargo, según Moffitt, también existen rutas adicionales, es decir, casos en los que los delincuentes adolescentes tardíos dejan de delinquir en una "adultez emergente", ya que no se perciben como adultos y no desarrollan roles como tal.
Estos factores pueden tener origen en diferentes ámbitos, como el individual, familiar, grupal, escolar, comunitario, socioeconómicos y cultural.
[20] Este fenómeno fue investigado más adelante entre una población adulta en 1977 y dio lugar a resultados similares.
[19] Estos delincuentes juveniles necesitan tratamiento porque tienen una predisposición negativa y una alta propensión a continuar cometiendo crímenes.
La prevención de la delincuencia es el término general empleado para todos los esfuerzos encaminados a evitar que la juventud participe en actividades criminales o antisociales.
A menudo es difícil que los estados proporcionen los recursos financieros necesarios para la adecuada prevención, las organizaciones y las comunidades.
Actualmente la violencia se asoma en todos los programas, no solo en películas o series, incluso en los horarios dedicados a los niños.
Los programas de sensibilización «Scared Straight» (Asustar para corregir) tienen como objetivo disuadir el crimen y la delincuencia, al proporcionar a delincuentes juveniles una experiencia de primera mano sobre la vida en prisión y una interacción con reclusos adultos.
Una revisión sistemática de 9 estudios realizados en Estados Unidos concluyó que las intervenciones «Scared Straight» producen efectos negativos, si se les compara con no hacer nada.
Sin embargo, los estudios incluidos en esta revisión sufren de varias limitaciones y sesgos que hacen difícil sacar conclusiones sólidas.
Es decir, se centran directamente en las causas del problema para evitar la reincidencia de las conductas delictivas.
Una consecuencia positiva para la sociedad es el fomento de centros para la lucha y prevención contra delitos y adicciones, así como instituciones que brindan apoyo psicológico a familias, las cuales son el primer núcleo donde se puede terminar con la delincuencia.
No obstante, las pandillas también pueden proveer capital social, sentido de pertenencia y un propósito para los jóvenes marginados.
Estos resultados, sin embargo, se basan en un pequeño número de estudios, por lo cual estas conclusiones son limitadas.
Este rechazo hacia las escuelas puede ser más bien porque estas están totalmente desvinculadas con lo que es la realidad del mundo exterior.
No se le adjudica una responsabilidad a la escuela, pero en esta experiencia delito y escuela no son más excluyentes sino que al contrario se entremezclan afectando a la misma institución y los docentes.
Las estadísticas por entidad federativa muestran que la mitad de los adolescentes en el sistema penal provienen de tan solo tres estados: Jalisco (30.5%), Sonora (11.5%) y Chihuahua (9.8%), mientras que regiones como Colima, Baja California Sur y Campeche apenas representan el 0.77% del total.