La primera institución que se conoce equiparable a los Tribunales de Menores en España es la figura del Fuge et Pare d’Orfens[1] (Curador y Padre de Huérfanos), creado en Valencia, en 1337, por el rey Pedro IV el Ceremonioso.
En sus primeros años no tenía autonomía jurídica, dependiendo directamente de la Justicia civil.
La institución del Pare d’Orfens funcionó en Aragón, Valencia y Navarra hasta 1794, año en que fue eliminada por Carlos IV.
[2] Junto con Gabriel María Ybarra, Montero Ríos se dedicó hasta su muerte a que las provincias contaran con establecimientos benéficos y reeducadores que pudieran funcionar como instituciones auxiliares de los tribunales.
[2] Posteriormente, se establecieron tribunales en Barcelona (1921), Zaragoza (1921), San Sebastián (1922), Almería (1923), Murcia (1923), Valencia (1923), Vitoria (1923), Pamplona (1924), Granada (1925), Madrid (1925), Palma de Mallorca (1925), Oviedo (1927), Gerona (1928), Huesca (1928), Jaén (1928), Lérida (1928), Logroño (1928), Teruel (1928), Alicante (1929) y Sevilla (1929).