El término comprende a los colectores solares, utilizados usualmente para producir agua caliente doméstica mediante energía solar térmica, y a los paneles fotovoltaicos, utilizados para generar electricidad mediante energía solar fotovoltaica.En estos equipos el agua también es almacenada para poder ser utilizada por ejemplo por la noche cuando no se dispone de la energía solar.Estas celdas dependen del efecto fotovoltaico porque la energía lumínica produce cargas positiva y negativa en dos semiconductores próximos de diferente tipo, produciendo así un campo eléctrico capaz de generar una corriente.Los materiales para celdas solares suelen ser silicio cristalino o arseniuro de galio.Las células de silicio más empleadas en los paneles fotovoltaicos se puede dividir en tres subcategorías: Los lingotes cristalinos se cortan en discos finos como una oblea, pulidos para eliminar posibles daños causados por el corte.Se introducen dopantes —impurezas añadidas para modificar las propiedades conductoras— en las obleas, y se depositan conductores metálicos en cada superficie: una fina rejilla en el lado donde da la luz solar y usualmente una hoja plana en el otro.Se hacen conexiones eléctricas en serie-paralelo para fijar el voltaje total de salida.Entre las renovables, la solar fotovoltaica produjo un 10,6% del total, una cifra que supone un récord respecto a años anteriores.Experimentalmente también han sido usados para dar energía a vehículos solares, por ejemplo en el World Solar Challenge a través de Australia o la Carrera Solar Atacama en América.[12][13] Europa Asia-Pacífico América del norte y sur China África y Oriente Medio Resto del mundo La potencia de un módulo solar se mide en Wp (Watt peak, vatio pico), o más concretamente, en sus respectivos múltiplos: kWp o MWp.[14] Sin embargo, por esas fechas China, uno de los países donde la fotovoltaica está experimentando un crecimiento más vertiginoso superó a Alemania, convirtiéndose desde entonces en el mayor productor de energía fotovoltaica del mundo.Gracias a las innovaciones tecnológicas que se han desarrollado en los últimos años, se puede recuperar hasta el 95 % de ciertos materiales semiconductores y el vidrio, así como grandes cantidades de metales ferrosos y no ferrosos utilizados en los módulos.