El silicio cristalino es el material semiconductor dominante utilizado en la tecnología fotovoltaica para la producción de células solares.
Este silicio contiene niveles de impurezas mucho más bajos que los requeridos para las células solares.
[3] En cuanto a sus propiedades químicas el Si en su forma cristalina es un material muy duro, con una dureza de 7.
Además, cada una de estas formas diferentes puede tener varios nombres e incluso más abreviaturas, y a menudo causa confusión a los no expertos, especialmente porque algunos materiales y su aplicación como tecnología fotovoltaica tienen poca importancia, mientras que otros materiales son de una importancia excepcional.
Los transistores por ejemplo están compuestos por materiales semiconductores como el silicio y germanio.
Los primeros circuitos integrados contenían sólo un transistor cada uno así, estos dejaron los tubos de vacío y, al reducir tanto su tamaño, permitieron su producción en masa A medida que la tecnología de fabricación fue avanzando, se agregaron más transistores y, en consecuencia, más funciones fueron integradas en un mismo CI.
[3] En el ámbito terrestre, hoy en día en la Argentina, menos del 1% del total de la generación de electricidad que se consume se basa en energía renovable, incluyendo solar y eólica.
Hasta ahora, en la Argentina, estos sistemas de conexión a la red están reglamentados sólo en tres provincias: Santa Fe, Mendoza y Salta.
Se estima que un módulo fotovoltaico debe trabajar alrededor de un año, para producir la energía necesaria para su producción.
A pesar de que aún los costos son elevados, la energía solar hoy constituye una alternativa para ampliar la matriz energética del país, y se espera que en el futuro estos costos vayan disminuyendo.