"Como dije en Le Cœur à rire et à pleurer, mi padre pedía literatura francesa en la librería Nelson; él no la leía, pero mi hermano y yo recortábamos páginas y leíamos.
[13] En 1953, el año en que cumplió los dieciséis años, fue a estudiar al Liceo Fénelon de París donde, con un estudiante de historia, "Jacques A...", fundó el club Luis Carlos Prestes.
[14][15] Un día, recordaba, un profesor, sensible a su malestar por los comportamientos racistas que soportaba sin comprender aún su origen y funcionamiento,[16] le propuso dar una charla sobre "las Antillas".
[17] Durante estos años, publicó sus primeros escritos: un cuento (La Légende du flamboyant), un relato corto (Enfances noires) y un ensayo (Le Rêve exotique en peinture).
Éstas muestran una primera reflexión sobre la "creolidad" -que su madre reprimía-[18] a través de un juego lingüístico de creolismos y una curiosidad por los pintores viajeros como Paul Gauguin o los viajeros engañosos como el douanier Rousseau, al que dedicó un estudio en dos partes.
[19] Estaba haciendo lo interesante porque escribía en los diarios de los estudiantes y todo el mundo alababa mi pluma.
"Salí de esta prueba desollada para siempre, con poca confianza en la suerte, temiendo a cada momento los golpes tortuosos del destino", escribió en su autobiografía, La vie sans fards.
Le disgustaba que me juntara con todos esos marxistas mal vistos por las autoridades.
Al principio me enfadé con ella: "Bueno, uno no se muere cuando tiene una hija de diecinueve años (????).
Hoy, se acabó, está dominada, pienso en ella de manera diferente.
Ese mismo año, 1959, recordaba en La Vie sans fards, "la cooperación empezaba a tomar forma.
Un ala del ministerio pronto albergó una oficina de reclutamiento para los franceses que querían probar suerte en África.
Fue liberada, pero se vio obligada a vivir sin pasaporte durante varios meses antes de ser finalmente deportada.
[28] En 1969, Maryse Condé se separó de Kouamé y, con sus hijos, abandonó Ghana para irse a Senegal.
Me veía estancado en trabajos mediocres y casas oficiales ruinosas con todos esos hijos que empezaban a crecer.
[33] Fueron años de formación en los que retomó sus estudios universitarios, defendiendo primero una tesis de maestría en París IV Sorbona en 1974, Étude comparée des proverbes bambaras, yorubas, antillais, y luego, dos años más tarde, una tesis doctoral, Stéréotype du noir dans la littérature antillaise Guadeloupe-Martinique, bajo la dirección de René Étiemble.
Aunque la novela fue muy mal recibida por la crítica -hasta el punto de verse afectada por ella, confiesa en su autobiografía- y los ejemplares no vendidos acabaron siendo "aplastados",[34] fue reeditada en 1988 con un prólogo escrito por ella en el que respondía a las críticas condescendientes de Oruno Denis Lara y, sobre todo, a las ignominiosas de Ernest Pépin".
[40] Dicho esto, reconoce y saluda su trabajo pionero: es necesario, escribe más adelante, "dar un lugar especial a Simone Schwartz-Bart, que está desarrollando verdaderamente un nuevo lenguaje".
En la obra de Gilbert Gratiant, por ejemplo, observa "todo un dulce carnaval en el que reconocemos los elementos del exotismo en un revoltijo".
Además de este antagonismo político que actúa en la literatura, Maryse Condé se detiene en la cuestión del valor literario: para la historia de la literatura francesa, tal como la proponen los manuales escolares -en particular el tradicional Lagarde et Michard-, Maryse Condé sostiene que las obras se conservan no tanto por su índice sociológico como por su valor literario.
Esto explica la debilidad de sus análisis, más preocupados por una convivencia consensuada que por la impugnación del orden social que vela por el discurso literario poscolonial de Aimé Césaire, Frantz Fanon o Édouard Glissant.
[44] Este aspecto se desarrolla en su tesis doctoral, que es la culminación de su trabajo como crítica literaria para Présence africaine.
En 1975 apareció su traducción de Eric Williams, From Christopher Columbus to Fidel Castro: The History of the Caribbean, 1492-1969,[48] que realizó con su marido Richard Philcox a petición de Christiane Yandé Diop.
En 1976, bajo la dirección de René Étiemble, defendió su tesis en literatura comparada en la Universidad Sorbona Nueva.
A su regreso, publicó un informe, "Black America by Women", para hablar de la trayectoria de estas mujeres negras con títulos: "Paradójicamente, estas mujeres formadas y cualificadas se sienten las más desfavorecidas, porque nunca consiguen los trabajos que realmente merecen.
Sin embargo, fue allí donde imaginó el Fabuleux et triste destin d'Ivan et Ivana, una novela que había dictado, "la enfermedad la privó de la habilidad de sus manos, a un viejo amigo y su marido traductor, Richard Philcox".
[81][82][83][84] Su primera intervención académica sería en la conferencia Otras Américas; su charla versó sobre las escritoras de la diáspora negra.
En la novela, Dusika Traore, un jefe africano, no puede evitar que las familias se desintegren en el reino de los bámbara y experimenten la esclavitud, la conversión a una nueva religión y el colonialismo.
Sus novelas se centran en las relaciones entre los pueblos africanos y la diáspora, especialmente en el Caribe.
[89] A lo largo de su trayectoria literaria ha recibido numerosos premios y distinciones.