Marie Epstein
Su carrera se distingue por tres colaboraciones importantes que llegaron a eclipsar el trabajo de la cineasta.Es especialmente conocida por La Maternelle (1933), codirigida con Jean Benoît-Lévy considerada una de las mejores películas sonoras francesas tempranas.Con su hermano mayor comparte la pasión por las imágenes y pasan los domingos en Lyon en las salas de cine.En 1920 Jean abandona los estudios de ingeniería y se traslada a París en 1921[1], poco antes de que dirigiera sus dos primeras películas L'Auberge Rouge (1923) y Coeur fidèle (1923).[3] Empezó como actriz (en L'Auberge rouge, donde apareció como extra en solo unas pocas tomas iniciales y en Coeur fidèle (1923) en la que además de coescribir el guion con Jean fue asistenta de dirección, pero le resultó difícil conseguir más papeles.[3] Jean asume que no se puede ganar dinero en el cine.Marie participa entonces en la creación de obras para el gran público.Con fondo social construye historias de mujeres que chocan con la realidad cotidiana.[1] Las películas se centraban en los medios populares, en la juventud, como Altitude 3200 (1938) y la situación de las mujeres, algo poco frecuente en la época.La obra de Epstein y Benoit-Lévy se centraba siempre en los medios populares y en la juventud, como en Altitud 3200 (1938), así como, algo poco habitual en la época, en las mujeres: La Maternelle y La Mort du cygne (un ballet dramático realizado en 1937) se centran en las chicas jóvenes y su relación con las figuras maternas; Helene (1936), la película en la que Madeleine Renaud conoció a Jean-Louis Barrault por primera vez, también incluye uno de los personajes más "feministas" que se pueden encontrar en el cine de la época (una estudiante de medicina -Renaud- que consigue graduarse, tener un hijo ilegítimo y seducir a su profesor, todo al mismo tiempo).Como señala el historiador de cine Alan Williams, las películas de Benoît-Lévy y Epstein "siempre prestan especial atención a las opciones morales que exigen determinadas condiciones sociales".