A su nacimiento en 1914, el mundo estaba en guerra, y Smyrna (Esmirna) era una antigua ciudad griega que se encontraba en el Imperio Otomano (entonces aliado de Alemania).
En 1935, Henri Langlois logró que se publicaran varios artículos en el semanario titulado La Cinématographie française, cuyo propietario en ese momento era Paul Auguste Harlé.
Langlois muy pronto comprendió que la llegada del cine sonoro desplazaría completamente al cine mudo, así que las películas mudas serían dejadas de lado y pronto desaparecerían; por tanto, sería necesario salvarlas y preservarlas.
Y las ganancias obtenidas con este emprendimiento sirvieron a ir formando una primera colección de películas.
Paul Auguste Harlé fue su primer presidente, Langlois y Georges Franju los secretarios generales, Mary Meerson el principal contribuidor financiero gracias a la venta de sus telas de grandes pintores,[4] y por su parte Jean Mitry fue el archivista.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Langlois continuó sosteniendo la actividad de la cinemateca francesa.
En 1945, la fotógrafo Denise Bellon, cuñada del cineasta surrealista Jacques-Bernard Brunius, realizó un excepcional reportaje sobre la Cinemateca Francesa, inmortalizando un célebre recinto lleno de bobinas de películas, así como una toma donde se observa al propio Langlois, en la calle, empujando un carrito con bobinas.
En efecto, en 1950, el fotógrafo y cineasta Herman Puig visitó París, oportunidad en la que conoció a Langlois.
Sin duda, Langlois tuvo un impacto importante sobre las realizaciones francesas de la llamada Nouvelle Vague durante los años 1960, y entre otros, corresponde citar los siguientes nombres : François Truffaut, Jean-Luc Godard, Claude Chabrol, Alain Resnais.
[8] Se sucedieron entonces una serie de protestas, tanto en Francia como en otros países, con la participación entre otros de Charles Chaplin, Stanley Kubrick, Orson Welles, Luis Buñuel, François Truffaut, Jean-Pierre Léaud, Claude Jade, Alain Resnais, Jean-Luc Godard, Jean Marais, y hasta el propio Festival de Cannes fue interrumpido ese año, entre otras cosas por el llamado caso Langlois.