Era "segundón", segundo hijo tras su hermano Joaquín, 11 años mayor, razón probable por la que decidió emigrar a la ciudad de Buenos Aires, capital del Virreinato del Río de la Plata.En esa oportunidad, su comandante le escribió que no le advertía la necesidad de una extrema vigilancia "por constarle que no se dormiría ni dejaría dormir a los demás".El 4 de agosto, tras un intenso bombardeo, las fuerzas francesas lanzaron un asalto general sobre la plaza.En los pocos días que persistió el primer sitio, dicho cuerpo con 346 soldados, muy pocos caballos y oficiales, luchó como infantería en la lucha de las calles Pabostre y puerta Quemada.Prácticamente destruida, con sólo 12000 de sus 55000 ciudadanos sobrevivientes, sufriendo una epidemia de tifus, sin víveres ni munición, enfermo Palafox, se rindió finalmente a las tropas del mariscal Jean Lannes.Renovales fue hecho prisionero, pero al ser conducido a Francia consiguió escapar en Pamplona.Al concentrarse numerosas fuerzas enemigas Renovales abandonó los valles y se retiró a la ribera del río Cinca.Renovales debió replegarse al Cinca pero perseguido por Suchet, continuó la retirada hasta refugiarse en Cádiz, donde fue recibido como un héroe.Esto fue motivo para que Antonio Alcalá Galiano en sus Memorias[3] lo retratase duramente como "hombre de arrojo, gran presunción, pocas letras y tal cual entendimiento."De Gijón pasó a Santoña donde fue rechazado por las baterías y los buques franceses.Con sus hombres se adentró en Cantabria y estableció su autoridad en Potes hasta que finalizó el invierno en 1811.En 1812 estuvo al mando de las fuerzas levantadas en Vizcaya, 3700 hombres que organizó en tres batallones y un escuadrón, y que conformaron la 4.ª división del 7.º ejército bajo el mando en jefe del general Gabriel de Mendizábal.[...] D. Mariano no es hijo de noble cuna, y maldito lo que le importa.No se siente atado a ninguna convención particular y por eso mismo deja tan estupefactos a los franceses, a los que no les cabe en la cabeza que todo un Brigadier se comporte con tan aparente falta de honor y de dignidad.En realidad parece como si a Renovales le trajera sin cuidado la opinión que sobre él tengan sus enemigos.Pronto estaba en contacto para una nueva conspiración liberal dirigida por otros héroes de la independencia, el mismo Lacy y Francisco Xavier Mina, Pedro Sarsfield y otros.Pasó sin embargo a Londres con el seudónimo de Lecuna y allí se puso al frente de una nueva conspiración liberal para apoyar a los independentistas venezolanos.E. ha sido conocido con gloria en la justa guerra que la España sostuvo contra sus invasores.Pero yo siento una inmensa complacencia en mi corazón cuando contemplo que no todos los españoles son nuestros enemigos, y que la España se honra de haber producido en su seno almas generosas y espíritus sublimes."Pero más que prepararse a seguir el camino de su antiguo compañero el general Mina, Renovales parecía actuar como doble agente, pues pasaba también información al Rey.No obstante sus pretensiones se tornaron tan elevadas que hacían presumir a La Habana "que se haya propuesto una especulación mercantil gravosa al erario y perjudicial en buena política"[6]a Nueva Orleans.Hombre habituado a soltar juramentos era famoso por una imprecación que solía repetir, "¡Hostias!